Nuestro reality show de cada día

A propósito he evitado hablar de política en el blog y en otros espacios, porque me amarga demasiado. Pero no puedo evitar comentar hoy la noticia que acabo de leer en el portal de Yahoo. Al parecer, después de que Chávez en su discurso en la ONU enseñara el libro de Chomsky, Hegemonía o Supervivencia, se dispararon las ventas en Amazon.com y lo pusieron en el tope de su lista de bestsellers. Un libro que ya tenía 3 años de publicado. La categoría bajo la que apareció la noticia es entertainment.

Estando en Kenya y hablando con un analista financiero estadounidense, demócrata liberal, me comentaba todo lo que le encantaba Chávez. Y no me extraña. A los gringos opuestos a Bush, que no son pocos, les encanta todo aquel que se le oponga a su presidente y sea destemplado con él. Y como no tienen ese prurito de no decir cosas poco políticamente correctas (basta ver cualquier programa cómico en Estados Unidos) nuestro presidente les parece genial. Pero así como Chávez llama a Bush alcohólico, burro, etc. ellos llaman al nuestro the clown prince of Caracas.

Una cosa sí hay que reconocerle a nuestro presidente (apartando los sentimientos que nos inspire el hombre), y es el que ha logrado poner a Venezuela en el mapa fuera de los triunfos de las misses y, para la gente más informada, del petróleo. La cuestión es el cómo. No ví su discurso en la ONU, sólo sé lo que he leído en otros blogs o en la prensa. Los insultos le dieron el momento mediático que quiso para sí, y de refilón hizo embolsillarse unos cuantos miles de dólares a Noam Chomsky en derechos de autor. Quizás en su próximo discurso podría citar a Rafael Cadenas o a cualquiera de nuestros autores a ver si la literatura nacional tiene una incursión exitosa en el mercado estadounidense. Podría empezar también con nuestro propio mercado, recomendando en cada Aló presidente un libro que no sea la Biblia, Hojas de hierba, o Florentino y el Diablo, que no necesitan promoción.

Es interesante que en el panorama internacional su figura atraiga tanto. Sólo es señal de la verdadera necesidad de una oposición a la falta de autenticidad democrática, al intervencionismo supeditado a intereses económicos y la hipocresía en general que mueve la política internacional. Ahí están Rwanda, Darfur, los dos millones de muertos en el Congo, Palestina, que a nadie le dolieron ni importaron, ni siguen doliendo ni importando. Pero en esos sitios no hay petróleo. El Congo es el botín africano, de difícil geografía para acceder a las riquezas. Rentable sólo para los vecinos metidos hasta el cuello en el conflicto hasta hace unos años.

Y Chávez dice todo lo que la gente quiere oír, y un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU le daría otra tribuna para satisfacer su deseo de tener verdadera injerencia en asuntos de la política mundial, no creo que para realmente hacer ningún bien sino para satisfacer su ego. Pero con que diga cosas así de seudo escandalosas la gente está contenta. La nuestra y la que lo sigue fuera del país. Es nuestro show de la vida real. En nuestro país seguimos sin hospitales nuevos y sin recursos en los viejos, pero le regalamos energía a los pobres de Estados Unidos que no se comparan en pobreza a los nuestros. ¿Cuál es el propósito de hacer campaña en EUA con los pobres? No lo sé. Pero tiene que ver con ese reality show en el que estamos inmersos. En donde todo lo que uno ve en la pantalla parece verdadero y termina creyéndose, pero cuando se apagan las cámaras, la realidad es diferente.

En nuestro reality show tenemos a un presidente que ayuda a vender libros en Estados Unidos, tener clicks through y page views a los anunciantes de los sitios web de noticias, aumento en las audiencias de las cadenas de TV que les redundará en tarifas publicitarias mejores; un presidente que contribuye a toda esa parafernalia consumista donde él se está convertiendo en un producto más del pop culture mundial tal y como pasó con la efigie del Che que de significar tanto ya no significa nada. A nadie le interesa lo que dice Chávez sino el cómo, sus destemplanzas a la Condoleezza o a Bush son diversión frente al home theater de los miles de izquierdistas de salón que hablan mucho de los pobres pero les da grima mezclarse con ellos y desprecian la ignorancia y los modales producto de sus carencias.

Y sí, también pone contenta a la gente pobre que se regocija en el lenguaje del presidente, porque dice todo eso que a ellos les gustaría decir, a aquellos a quienes resienten por tener más. Porque los culpan de su propia pobreza e ignorancia, no sin razón en cierto sentido, porque los que tienen dejaron que cuarenta años de democracia se convirtieran en un pan y circo, en la telenovela de cada día donde las amantes de los presidentes tenían más protagonismo que los ministros y manejaban el país a punta de cama. Donde el periodismo no jugaba ningún rol en la dinámica democrática, donde la constitución era letra desconocida para todo el mundo.

Así hemos logrado poner a Venezuela en el mapa con el único agente de marketing que no nos esperábamos: el presidente. Ya ni me molesto en argumentar la razón por la cual a mí no me gusta el hombre, cuando me dicen, ¿pero, bueno, a él le preocupan los pobres, no? Y yo les digo, ¿a quién no? Una cosa es que te preocupen y otra es que hagas algo por ellos que redunde en el futuro de sus hijos y sus nietos, no que se quede solamente en resolverles el día, que es el modus operandi de la sobrevivencia en países sin recursos. Pero con la riqueza obscena que poseemos tener un gobierno con políticas de sobrevivencia cuyas máximas gestiones han sido paliativos a problemas graves de infrastructura e instituciones, es obsceno también. Me refiero, por supuesto, a las misiones.

Si un grupo de señoras ricas del Country recogieran dinero mensual para pagar un médico en un barrio, se les criticaría. Sería el rico tratando de calmar su conciencia, pero el gobierno que lo que hace es eso es un héroe por hacer caridad durante siete años, sin haber creado una obra contundente en el área de salud o en otras áreas teniendo el mega dinero para hacerlo. Para mí, el gobierno es como ese grupo de señoras del Country. La Malula, del programa cómico de TV, Radio Rochela (¿recuerdan?), que nació en el cerro, se crió en el cerro, vive en el cerro, pero con que ganas de mudaría al Caraj…cas Country Club y que al final encontró la manera de mudarse para allá o por lo menos tener el dinero como si viviera allí.

No sé si en este caso aplica el dicho no importa que hablen mal pero que hablen. Mal y bien se está hablando de Chávez y Venezuela en el mundo. Con qué resultados al final (si alguno), no lo sé. Entretanto, me estoy preparando para seis años más de show, luego del de estas elecciones. A ver qué resultados para nosotros da el combustible barato para los pobres gringos, las expropiaciones de los campos de golf por parte del alcalde (de los que el gobierno se lavó las manos… cuántas veces no habrá Jose Vicente comido o ido a fiestas en el Country y en la Lagunita), la salud de Fidel y el gobierno de su hermano, las elecciones gringas, las de la ONU, el affair con Irán, el cangrejo del caso Anderson y un largo etcétera, porque, como dicen en Hollywood, pase lo que pase, the show must go on.

10 comentarios sobre “Nuestro reality show de cada día

  1. dudo que haya leído el libro, después declaró que lamentaba no haber conocido a Chomsky antes que muriera… y el viejo Noam sigue vivito y coleando. Pero en verdad es patético la forma como maneja la política exterior y la forma como le aplauden los jalamecates de siempre. Saludos!

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  2. Qué decir, Kirita, tiene stod ala razón en lo que dices, lamentablemente para nosotros. Es muy bueno eso de que todo el mundo se interesa por los pobres… lo usaré siempre.
    Ah, y en la página web de la ONU consigues todos los discursos en real player, así que puedes escuchar completico el show de este payaso… y de los demás.

    un abrazo

    Juan Carlos

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  3. Vengo de leer tus últimos post, los que cuentan tus viajes por África, la visita a Dubai, tu regreso a Dhaka. Leyéndolos, me he vuelto a sentir de 12 años. Acostado en mi cuarto de Maracaibo, con un calorón, leyendo una enciclopedia y soñando con visitar esos países sobre los que leía.
    Gracias, un abrazo.

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  4. Como tú dices, yo también había procurado no hablar de política, aunque en estos días he roto ese propósito. Y después del acto guacharesco de Chávez en la ONU y las ventas del librito mostrado, estoy pensando en decir algo gordo sobre él. Porque si llegara a mencionarlo en algunos de sus programas, seguro que el servidor no daría abasto para contener las visitas.

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  5. Tremendo post hasta que lei: sin hospitales nuevos…..chama averigua que son los CDI (600 en total) que son los SRI (en menor cantidad), que osn las clinicas populares (cerca de 50) y donde esta el cardiologico mas grande de latinoamerica (si no sabes en Montalban) yo se que no es una maravilla pero chaaaaama se ve que no has pasado aca desde hace tiempo.

    Cuando vengas paseate por allá

    El día que las misiones se acaben porque hay instituciones operando efectivas para siempre y hayan refugios para indigentes y niños de la calle y no quede un sólo médico cubano porque han empleado a los profesionales nacionales y no se lleven a venezolanos a Cuba en vez de operarlos en Venezuela en los hospitales públicos que hasta donde yo sé son y han sido siempre gratuitos, me convenceré. Entretanto igual me sigue pareciendo que aunque se hayan paliado problemas, y se han hayan hecho algunas obras no se han resuelto dichos problemas de fondo y ha habido no sólo tiempo suficiente sino dinero a manos llenas para hacerlo. Estas necesidades son más perentorias que irse con una delegación de doscientos y tantos a pararse ante la ONU a insultar a Bush a cuenta del dinero de la nación.
    Pero cuando vaya visitaré las obras, me morderé la lengua con gusto si de verdad hay progreso y bienestar para la mayoría.

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  6. Completamente de acuerdo con todo lo expuesto en tu post.

    No sabes cuantas conversaciones (estériles todas) he tenido con estadounidenses liberales que aman a Chavez porque odian a Bush. Me descompone ese argumento simplista del apoyo por antagonismo, pero por más que gasto saliva no puedo hacerles entender que ambos se parecen en más cosas de las que se diferencian. Yo aquí soy nini, ni Chavez ni Bush.

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