El post anterior lo escribí ayer en la madrugada un poco inquieta por esta vida de pecera que a veces uno siente que lleva en un país culturalmente tan ajeno a uno pero cuyos eventos pueden afectarle la vida de forma dramática.
En los comentarios a ese post me piden fotos, pero este no es un blog periodístico. Creo en la herramienta como instrumento periodístico pero no es hacer periodismo el propósito del mío. Sólo comento lo que me pasa y cómo me afecta, en un proceso que yo sólo entiendo especialmente por las omisiones y no por lo que escribo. También expreso mis opiniones y hago mis análisis. Hay gente que se identifica o le interesa y viene acá a leerme. A otra no le interesa y no me lee, y a otra de repente le fastidia y se va. Pero quiero dejar claro que lo que escribo pasa por el filtro de mi visión de las cosas y que para nada tengo aspiraciones de ser una agencia de prensa.
Es verdad. A veces siento que hay paralelismos de lo que se vive aquí con lo que pasa en Venezuela, pero es un espejismo. Bangladesh tiene otra historia, mucho más reciente y sangrienta que la venezolana. También otra cultura en donde se entremezcla lo asiático del subcontinente con el islamismo y las influencias de la cultura occidental. Cuando reflejo lo que pasa acá en mis entradas al blog, sin querer hago referencia a lo que podríamos llegar si como sociedad asumiéramos las cosas de forma diferente en Venezuela. Los abismos de intolerancia que podríamos alcanzar. Creo importante no llegar a ese punto en nuestra historia como país.
Bangladesh y Venezuela no son los únicos países con crisis en sus democracias. Casi todos los países del mundo (los democráticos) tienen las suyas en crisis, porque la gente ahora no se conforma sólo con dejar las decisiones en manos de pocos dándoles implícitamente poder de decisión a su discreción. La gente ahora entiende más que los gobernantes están allí para administrar las aspiraciones y deseos de todos y que deben embarcarse en acciones que mejoren la vida en sociedad. En otras palabras, el voto ya no es un «cheque en blanco» y de allí protestas, revoluciones, cambios radicales en gobiernos como el de Estados Unidos (con un giro hacia el otro partido en el poder legislativo), y fracasos en la imposición de sistemas democráticos por vías violentas en sociedades que no han aprendido a serlo por sí mismas como la de Iraq.
La situación de Venezuela es única porque se combinan demasiadas contradicciones en ella. Un país obscenamente rico pero pobre. Donde la retórica izquierdista revolucionaria se acomoda en el confort supraburgués y la ignorancia activa. Con una clase profesional preparada y culta que choca con toda la vulgaridad del gobierno y su efectismo populista. Unos ricos que no se inmutan en el fondo porque ricos quedarán igual con cualquier gobierno, unos pobres que a pesar de sus más caras ilusiones y esperanzas pareciera que nunca saldrán de su pobreza.
Quizás sean nuestros defectos como sociedad los que impidan lo que todos los apocalípticos (entre quienes me incluyo de tanto en tanto) predicen para nuestro futuro en el país. El gusto por el licor de 18 años, la cocina de restaurant, los carros de lujo, la marca en la ropa, perfumes, etc. Gustos superfluos y aparentemente inocuos pero muy arraigados en todos los estratos sociales sin excepción. Nos gusta diferenciarnos, resaltar, aparentar y tener hasta el extremo. Gusto obtenido de la costumbre nueva rica del petróleo y que sin querer inscribe eso de los derechos humanos sutílmente en el inconsciente de la gente, mucho más que los muertos, los periodistas «perseguidos» y todos los caídos por la criminalidad rampante.
Sería paradójico e irónico que todo lo que menos nos gusta de nosotros sea lo que conspire contra la «revolución», la envicie y nos siga mostrando esa cara de lo que no nos gusta, pero que al mismo tiempo nos salva y nos integra.
Solo para decirte que te leo con dedicación así no comente y me preocupo por tu suerte en Dacca o en donde el viento te lleve. Saludos.
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Me llamó muchísimo la atención una parte de tu buen post: «Con una clase profesional preparada y culta que choca con toda la vulgaridad del gobierno y su efectismo populista»
Hummm, creo que la connotación de los conceptos de «preparada» y «culta» se establecen por contraposición a un grupo gobernante que es para una percepción vulgar y populista. Es decir implica una superioridad de un grupo social sobre otro por ser preparado y culto desde el punto de vista de no ser chabacanos, feos, ignorantes o brutos como se supone que son los otros. Simple, pero con errores sustanciales importantes.
Estas clases «preparadas» y «cultas» son llevadas de la mano por la vía de la manipulación comunicacional a estados de terror compulsivo y hasta violento que en nada se diferencian de los mismos estados que alcanzan clases con menos recursos o posibilidades económicas y sociales.
En circunstancias similares en las cuales se requiere de una actitud cívica, obediencia de leyes y normas, respeto por los demás y altura humana, las clases con mayores recursos se comportan EXACTAMENTE IGUAL a las clases con menores posibilidades y por lo general condicionadas por discursos, presiones sociales, campañas o publicidad más que por propia reflexión, análisis y decisión.
Por ello siempre me resulta curioso y lejos de mi comprensión encontrarme con intentos de dividir nuestra muy enferma sociedad en «buenos» y «malos», en «feos» y «bonitos» basados en premisas que desde la génesis de este país se ha demostrado que son falsas o al menos de muy corto alcance histórico.
La problemática es mucho más compleja que peones blancos y negros en un tablero. Se trata de cultura, influencias, medios, ideas, auto estima, de toda nuestra esencia que nos iguala como pueblo pese a la cual ahora resulta que nos quieren colocar a unos como «sangre azúl» y a otros como «sangre sucias» cuando en realidad todos tenemos la misma sangre, los mismos deseos y los mismos buenos valores rescatables siempre que queramos y nos propongamos a lograrlo.
Saludos!
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un abrazo fuerte………..
seguiremos pendientes desde aquí.
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La respuesta que distes es todo un post, casi aparte. y me parece bien que no seas una reportera de guerra. Solo que es dificil conseguir informacion de lo que sucede en ese pais.
Yo he reflexionado mucho acerca del chavismo, y lo considero un estado mental. leyendo sobre las pandillas internacionales de Mara salvatrucha me he dado cuenta que existen muchas coincidencias con la genesis del chavismo. Para serlo, mno es nesesario ser pobre o rico, anafabeta o una lumbrera, es nesesario un una aptutud ante la vida, creada por nuestra propia sociedad sociedad, en la cual la palabra respeto se mete a los golpes, y el autoritarismo comienza en al casa y continua en los colegios. Y por lo tanto se le enseña a los niños a ser autoritarios. Aunque es mas complicado que lo anterior. Lo unico que he visto y tienen todos los verdaderos chavistas, es un eneorme miedo a su propio libre albedrio, nesecitan de una figura de autoridad que le diga lo que esta bien o no. Es como si temieran tomar desiciones, o asumir sus fracasos o sus exitos. Pero es complicado explicarlo entan poco espacio.
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Kirita querida,
muy buena reflexión la de tu último post y muy firmes tus convicciones
«bloggueras», :) Siento en estos últimos tiempos que pasas por un momento
de mucha reflexión y que cada cosa que te pasa por allá ahonda tus
pensamientos. Y por eso los posts se hacen muy buenos de leer, muy
«movedores» de consciencia.
Guardando las distancias necesarias es más o menos como me siento yo
viviendo ene ste país tan parecido y diferente al nuestro.
Un abrazo enorme,
Juan Carlos
ps. ¿puedes mandarme tu email al mío, por favor? No encuentro tu mail y uno que tengo de hotmail se me regresa todo el tiempo. Gracias y besos.
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Sin duda que los acontecimientos que nos rodean influencian nuestro estado de ánimo y cómo nos comunicamos con los demás. En tu caso, la reflexión nunca es ni apresurada ni superficial y siempre acertiva.
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Kira un gran saludo, maravillosas reflexiones en tu trabajo; disfruto todo lo que piensas porque te siento auténtica, sincera. Mis respetos a todos quienes opinaron, ¡que deliciosa conversación!; particularmente me impactaron las palabras de «Davidache», muy interesantes reflexiones sobre la idiosincracia de los venezolanos. Sólo me atrevería a insinuar, que pienso que los problemas de Venezuela son más de origen moral, ético y espirituales.Más allá de diferencias culturales, los venezolanos parecieran haber perdido el camino de la solidaridad, para dejarse docilmente imponer la filosofía del odio, por medio de estrategias deliberadas muy sutiles. A Luis, respetuosamente le acoto: pienso,que lo que aspiran imponer ahora, no es un simple autoritarismo, sino que se trata de un sistema totalitarista, con partido único,líder único, pensamiento único.A todos les digo,desde mi humilde perspectiva, que es sencillamente el intento velado de implementar un plan comunista en venezuela disfrrazados de redentores cristianos, pero con la hoz y el martillo escondidos tras la espalda para ejecutar el plan totalitario.Me temo que se trata de un proyecto político importado desde la tierra del azucar de Celia; y es imposible pensar que eso no sea ajeno a nuestra idiosincracia.Es natural que este intento ya develado, genererá una reacción del otro lado de la sociedad que no desea que se le imponga nada ajeno a sus convicciones, y mucho menos, si es a golpe y porrazo. Por eso me temo que la crisis apenas comienza, y será para coger palco, porque definitivamente se agudiza la confrontación.Es triste pero es así.
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Kira:
Te doy las gracias a ti por tan buen post que mueve a buenas reflexiones y comentarios como el tuyo y el de los otros blogueros visitantes y por supuesto por tu blog que es referencia en este medio.
No veo puntos para continuar con una sana discusión contigo pues tanto tu post como tu comentario son muy buenos y profundos. La única excepción es que para mi visión ambos lados de este juego político tienen las mismas dolencias de vulgaridad y baja cultura en sus actores más conocidos.
Y complementando pues valga decir que una de las dolencias como sociedad que tiene nuestro pueblo, independientemente de que la inclinación política sea roja, azúl o «neutra», es que todos temen en mayor o menor medida su propio libre albedrío y prefieren la facilidad de una figura de autoridad, bien sea un personaje político o un medio sea escrito, radial o audiovisual que dicte tendencias. Efectivamente los personajes de ambos bandos temen tomar decisiones y se les dificulta muchísimo asumir éxitos o fracasos, responsabilidades pues.
Es por ello que las filosofías del odio y la división tienen fácil entrada en quienes fácilmente la dejan entrar a su modo de vivir y ver las cosas y eso ha ocurrido y sigue ocurriendo en nuestro país, sin discriminar clase social, color, o preferencia política.
Un saludo muy respetuoso y disculpa que me repita.
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