Divagación del retorno I

Vista desde el escritorio en Dhaka.
Vista desde el escritorio en Dhaka.

Hoy la lluvia atacó el calor de Dhaka y los apagones se hicieron más llevaderos porque al pararse los aires acondicionados la temperatura no se hace tan intolerable.

Tengo demasiados días que no me asomo a escribir por acá. Me acerco y me voy porque estoy complicada mentalmente. En 11 días me voy de Bangladesh. Definitivo. Luego de hablar en mi trabajo, Lino y yo tomamos la decisión de regresar a Venezuela. Lo de mi trabajo era primordial porque no quiero perderlo. Es un trabajo que hago en línea y desde cualquier parte a menos que por los proyectos en los que esté involucrada se requiera viajar. Al final mi oficina es la laptop conectada a internet.

Así que ahí vamos de vuelta a Venezuela no sabemos exactamente por cuánto tiempo. Estuve en diciembre en Caracas y aunque durante muchos días, semanas me sentí «inadecuada» al entorno exagerado de colágenos, botox y silicona y la eterna superficialidad que caracteriza a tanto caraqueño del Este, no pude sino suspirar con el mismo asombro de antes al ver el Ávila cambiando de colores con la hora del día, y disfrutar de la brisa de 5 de la tarde en Los Dos Caminos y reconocerme en los modismos cálidos, la informalidad del trato, y esa absoluta ausencia del sentido de las jerarquías que caracteriza al venezolano para quien todo el mundo es «mi amor», «mi rey» o «mi reina». Terminé convencida de que me hacía falta terminar de cerrar este ciclo de andanzas por tan lejos e intentar asentarme. No sé si lo logre. Siempre me debato en la necesidad de estar anclada para luego en un impulso y como con angustia soltar amarras. Pero no lo sabré si no me devuelvo.

Esta travesía de casi 10 años entre Uganda y Bangladesh y los países por donde he tenido la suerte de pasar, me consolidaron en mi venezolanidad. Tengo un nombre difícil. La gente no sabe discernir su origen y comúnmente me preguntan si es armenio. Que no lo es. Es ruso. En Venezuela muchos amigos me llamaban rusa para dirigirse a mí y de alguna forma yo me sentía algo extranjera, cosas de la crianza, de la nostalgia de papá y de mi babuña. Pero al pisar Uganda y luego de experimentar lo que es estar en una cultura con otros valores diferentes a la tuya, no puedes sino reforzar tu identidad. Ese fue, por lo menos, mi caso. Y así más que ciudadana del mundo me siento ciudadana de Venezuela y perteneciente a la cultura occidental. Y no digo esto en desmedro de las culturas asiática y africana. Para nada, sencillamente son diferentes y están encontrando su camino e identidad en medio del bombardeo cultural que Occidente impone a través de medios, avances tecnológicos, economía y política. En nuestro continente americano vivimos una situación similar de bombardeo constante, pero la síntesis ya está allí. Tenemos una mezcla racial y cultural que no ha sufrido ningún otro continente en la misma magnitud, pero los valores que manejan nuestras sociedades son netamente occidentales. Bueno, por lo menos esa es mi percepción y lo que he vivido.

Y para mezcla, pues soy uno de los botones de la muestra. En Uganda una vez me preguntaron que qué era yo, luego de que expliqué el cómo tenía sangre aborigen, africana, europea y quién sabe si algo de asiática por el lado ruso. El tono de la pregunta fue muy despectivo. Tengo que decir que me impactó y asombró al estar recién llegada a Uganda enterarme de los reinos del país, las 30 y pico de tribus (nadie allá habla de grupos étnicos sino tribus) y lenguas y el orgullo de la pureza de los clanes y los problemas de matrimonios intertribales tolerados solo entre la gente «educada» – eufemismo para decir más occidentalizada. Cada quien reconociéndose en la contextura física, el grado de oscuridad de la piel, los grupos raciales originarios de cada una: bantú, nilóticos u otros.

Por ello al principio de este viaje cuán grande es mi sorpresa cuando me entero de que se empieza a hacer énfasis en las diferencias raciales en el país, y a llamar a gente como yo -descendiente de inmigrantes- extranjeras o venezolanos del mundo… luego de venir de un verdadero crisol de mezcla de razas como Venezuela y de que se nos inculcara como valor dicha mezcla de chiquitos en la escuela. No es que no hubiera racismo y clasismo, que claro que los había y quizás hoy los hay aún más, pero era algo que jamás me pasó por la cabeza considerar de ninguna vigencia o relevancia en el país sino como cosas de minorías clasistas y racistas que nunca faltan en ninguna sociedad.

Quizás hacía falta llamar la atención al respecto, no lo sé. Sé que nuestro folclore es rico en su sincretismo, nuestra cocina, nuestra literatura, nuestro arte, nuestra fantástica y particular música atestiguan una cultura de matices sólo posibles por esa mezcla. De la cual estoy sumamente orgullosa y con el mismo orgullo pero desconcertada respondí al que me preguntó que yo era un ser humano y venezolana. Cosa que me resonó absolutamente insólita decírsela cuando los africanos negros han sido y siguen siendo en el mundo el epítome de las víctimas de la discriminación racial.

Estas son cosas que te pasan que no esperas. Lo «políticamente correcto» no existe en muchas partes. Eso es un comportamiento muy occidental. Pero son pequeñas anécdotas como esta las que te van ubicando y haciendo descubrir cómo eres y cómo no. A veces los descubrimientos son agradables, otras no tanto.

Pues sí, luego de un «reality check» sobre mí misma de casi un decenio en medio de culturas interesantes y diferentes entre sí, y que incluyera muchas más cosas aparte de la reafirmación de mi gentilicio e identidad, regreso a confrontar la nostalgia de todo este tiempo. A encontrar mi centro, tal y como las pistas íntimas y personales me apuntan a revivir esta geografía nuestra. Hasta ahora todo ha fluido sin obstáculos para que ello ocurra así.

La vida es un ir y venir todo el tiempo. ¿Lo dijo alguien? No sé. Digo yo con 42 abriles encima, y esperando sumar otros 42 como mínimo. A ver si los hados me conceden ese deseo y puedo comprobar que retornar es una constante. Que siempre terminamos volviendo a lo que nos hace únicos, nos define, nos construye.

16 comentarios en “Divagación del retorno I

  1. Una vez me dijeron que LO QUE SOY a veces se tiene dividir en dos: una parte va conmigo a todos lados, y la otra se queda en el punto de origen, esperándome y llamándome hasta que un día que le haga caso y regrese.

    Siendo así, tu identidad como ciudadana venezolana y perteneciente a la cultura occidental, siempre ha estado contigo, aun cuando hayas conocido otras culturas y aprendido de ellas. Lo que eres no cambia.

    Uy. Uno lleva parte de sí, por supuesto. El equipaje que dicen. Pero uno sí cambia y uno se hace más consciente de su identidad y la afianza, o la desecha y se amolda adoptando lo nuevo que le rodea como propio. Ese último, no fue mi caso. Yo claro que era venezolana, pero no lo «sentía». Ahora sí lo «siento». Ya no es mi circunstancia sino algo que con consciencia asumo. Saludos.

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  2. Asi que se regresan? Tu eres la segunda persona de la cual me entero esta semana se regresa a Venezuela despues de a~os afuera. Bueno, ojala te vaya chevere y encuentres alla lo que estas buscando. De corazon todo lo mejor!

    «Que siempre terminamos volviendo a lo que nos hace únicos, nos define, nos construye.» Quien sabe, quizas yo tambien termine regresando un dia…

    Uno nunca sabe… hace unos años pensé que no volvería, incluso hace unos meses atrás, pensaba en la posibilidad de asentarnos en Kenya. Pero en el fondo necesito volver. Espero conseguir como dices lo que busco, si no siempre se puede volver a agarrar camino. Saludos.

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  3. Kira, hace poco un poeta admirado me dijo que volver es el prodigio. Habría querido la cita textual pero no la encontré, no obstante recuerdo lo que sentí al leerla y lo que hoy me haces «revolver» con tus divagaciones en torno a tu regreso y te comprendo porque ando en algo parecido, sólo que yo no he vivido en África y sí entre México y USA los últimos 15 años por lo que Venezuela además de ser mi país, tu país, nuestro país se me torna hasta inexplicable muchas veces. No será fácil lidiar con la «superficialidad» y la camaradería con la que se trata a la gente allá, pero estoy segura de que habrá cosas que te distraigan del «mi amor» o «mi rey» para permitirte encontrarte en las sonrisas, en las miradas y quizás, por qué no, en la misma política de la que hablamos a distancia.

    Volver es siempre un prodigio me dijeron, toca creerlo y hacer de tripas un hermoso y fuerte corazón.

    Abrazos,

    OA

    Hola Ophir, creo que es verdad lo del prodigio de volver. Se convierte en algo milagroso redescubrirse para lo bueno y lo malo. También creo que puede ser épico el proceso sobre todo después de tanto tiempo y contantos cambios… te cuento que sí me encantan esos «mi rey» y «mi reina», y es parte de mi felicidad volver a esa «democracia» pragmática que siempre vivimos en nuestro trato social en Venezuela, de la que antes me quejaba y hoy me parece maravillosa porque la extraño. Por acá uno vive con mucho sentido de las jerarquías y llega un momento que uno se cansa de tanta formalidad y a veces sumisión en el trato… Estoy emocionada de volver, preocupada por temas como la inseguridad, pero feliz y sí, con la expectativa de encontrar ese centro que me está haciendo falta… ya contaré de este regreso, de la vuelta en U… a ver, a ver… Un abrazo y seguimos hablando.

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  4. Ay! Pues no me preguntes porqué,pero yo estoy contento con tu regreso, presiento, que esta vez si, te vas a asentar y será muy positivo para ti.
    Que tengas mucha suerte.
    Salud

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  5. Cuando tu y Lino decidieron iniciar sus vidas en otros continentes alejandro y yo recien nos casabamos… diez anos han pasado ya, se dice de manera muy facil pero contar todo lo que ha transcurrido en este tiempo tomarian quiza diez anos o mas… sencillamente feliz por ustedes y con ustedes, es como si nos empezaramos a conocer, pues han sido breve los momentos que desde entonces hemos podido estar juntos. Estoy segura que este retorno, o como alguien dijo el «Eterno Retorno» sera positivo,como bien dices el crecimiento y asentamiento de identidad que has tenido a lo largo de este tiempo te haran llevar este reiniciar quiza mas facil de lo que tu crees… solo me resta decirte que aqui hemos estado,aqui seguimos y aqui los esperamos… MI REINA

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  6. Si algún día emigro de este país con tantos contrastes como lo es Venezuela, como dijo Mariale una parte de mí quedará aquí en mi tierra, y yo me llevaré dentro de mí un pedacito de ella. No importa donde vivamos, no importa el idioma que estemos hablando en un determinado momento, no importan las diferencias culturales a las que nos enfrentemos, un Venezolano de corazón siempre sentirá el llamado de su patria, y el que diga que no, aunque haya nacido aquí, solo es un extranjero desubicado.

    Siempre sentiremos aquella nostalgia, porque es que aún viviendo aquí yo la siento, una nostalgia por mi patria de antes, la que ya nunca volverá, para bien o para mal. Ver nuestro tricolor (con 7 estrellas), el escudo (con el caballito viendo para la derecha), y sobre todo escuchar un himno tan bonito como el nuestro siempre pero siempre nos hinchará el pecho de orgullo de ser VENEZOLANOS, muy por encima de todo lo que puedan decir de nosotros por fuera; y es que ser Venezolano, aunque para muchos pueda significar una raya, para mi es una virtud, que nadie, pero nadie más aparte de nosotros, puede jactarse de tener.

    Que tengas un buen día, y feliz retorno (aunque esté el mico mandante)

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  7. Buenas Albas,llegue a ti despues de leer un ensayo de Isaías Berlin, escrito por Vargas Llosa, donde se me presento a Anna Ajmátova, buscando algo de su obra poetica, di con su blog Kira (que de hecho me remembra a un anime japones, deathnote, donde el protagonista utiliza su nombre, como un eufemismo de Killer) en fin si sigo recordando va caer el dia. Y nada, le die una ojeada a tu ultimo post y veo que eres una gitana empedernida (quizas muchas de esas travesias fueron sin saber lo que el devenor te traia.En fin, creo que en si nosotros somos un constante retorno, y que esta de mas decir que la Venezuela que dejaste no sera la que te albergue,y todo lo que esto encierra, ah para despedirme una pregunta cerrada, Drozin es un nombre Ruso o Frances?
    Saludos desde Lima – Peru

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  8. hola kira
    te deseo lo mejor del mundo en este nuevo camino para ustedes. siempre es un goce leerte y estoy segura que tu presencia y tu trabajo alla haran de venezuela un lugar aun mas hermoso!

    buena suerte
    siempre con mucho cariño

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  9. Hola Kira! Decisiones, diría Rubén Blades. Quizás es el preludio de la escritura de un libro de tus anécdotas de viaje y fotografías. ¿Sabes? He soñado con que escribas uno al estilo de «Imago Mundi» de Rafael Arráiz Lucca, pero con fotografías. Wow, hay que soñar, porque los sueños se cumplen. Nunca he ido para allá, pero creo que Dacca no es el lugar más apropiado para ti, y no es que Caracas sea un paraíso, pero…
    Recuerda lo que una vez te dije, por tus huellas, siempre habrá alguien que te espera con los brazos abiertos.
    Viento en popa Kira, se te quiere mucho por estos lares de Dios!

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  10. Pues no me queda mas que decirte: bienvenida de vuelta! :-D

    En un viaje reciente aprendi que para conocer tu propia cultura debes primero salirte de ella y sumergirte en una cultura extraña hasta hacerla tuya, o al menos una parte de ti. Lo que te ha pasado es que has finalmente conocido tu propia cultura, lo que has aprendido y lo que has cambiado. (Por eso es que, de paso, sientes tan rara esa cultura de la silicona, colageno y demas adminiculos en demasía, jeje, porque rara es).

    De nuevo, bienvenida :-D

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  11. Te entiendo muy bien, Kira.

    ¿Leíste La Odisea? Hay que regresar a Ítaca.

    Y después vagaras por el mundo, porque no hay casa, para quienes estuvieron años con nostalgia de Ítaca.

    Nos veremos. Hablaremos.

    Pronto también me tocará hacer maletas. De vuelta al viaje.

    Un abrazo.

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  12. Hola Kira! Estoy descubriendo tu blog gracias a un post que dejaste en el mío. Tus «cuentos» de Uganda y Bangladesh me despiertan ciertas curiosidades culturales cinematográficas sobre todo, jajaja. Me gustaría enviarte un mail y contarte una idea, pero no encuentro ninguno en tus blogs al que pueda escribirte… te dejo el mío: shuevo@gmail.com.
    Un abrazo.

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  13. Ayer me enteré de que regresas a Venezuela y tuve un sentimiento contradictorio, es como todo ello con lo que uno se identifica: por un lado me sentí muy feliz, pensando la emoción que debes sentir y el calorcito en el corazón y por otro, sentí ese mareo que da la incertidumbre de regresar a algo conocido y amado pero que quizás ya no es lo mismo, porque uno tampoco lo es. Todo se mezcla la alegría de lo que vas recuperar y la tristeza de lo abandonas… pero al final has seguido el camino, el tuyo, el que se abre a tu paso y el que te conforma. Muchos besos y te deseo todo lo mejor.

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