
Ars poética
Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa, ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio. Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
Antología. Monte Avila Editores. Caracas, 1991. P. 128
***
Entre amigos
En el silencio que se hace
de pronto
cuando conversamos
a veces pasa un ángel
a veces pasa un dios
a veces pasa
el tirano,
el dueño de la casa,
el señor de adentro.
No deja de acechar
nuestra morada
Un día
se apoderará de la puerta
y será el único visitante.
No permitirá entrar ni salir.
Se instalará con las llaves
donde no lo podamos ver.
Gestiones, Edit. Pomaire. Caracas, 1992. P. 105
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Enlaces relacionados:
Amante – Rafael Cadenas [Poemas]