Kali país – divagación

A veces reviso las entradas viejas de este blog y me digo, y ¿dónde está el cuento de tal o cual viaje? y ¿por qué no puse tal o cual foto?. Este blog tendría que ser no sólo cuaderno de notas y borradores sino bitácora y muchas entradas se me han quedado en el tintero. Quiero ponerlas acá. Como ejercicio de mi memoria. O como ejercicio y punto. Pero, bueno, el blog es tantas cosas…

Es una mañana de sábado, escucho música mientras veo por la ventana el cielo nublado que cubre a Caracas.

Me he echado en el sofá rojo oscuro de mi sala, acurrucada en todos esos cojines forrados de telas de Bangladesh, confortada con mi taza danesa de té ahumado, calentado por la llamita bajo mi tetera de hierro japonesa… No, no es un alarde de transhumancia, sino el retrato de cosas queridas que me hacen sentir en casa y propietaria de mi espacio. Bajo la cobija, tecleando en la computadora esta entrada, no quiero sino regodearme en este sosiego momentáneo. Me recupero de una cirugía. Me recupero también de noticias leídas que aniquilan y poemas escuchados la noche anterior, exultantes de vida y creación.

En Venezuela, uno se debate en los extremos de la euforia y la depresión. Lo de bipolar, a esta república, le sienta como anillo al dedo. Pero luego del rush del sube y baja, por fortuna viene ese cierto sosiego. O quizás yo me lo procuro para la sobrevivencia… Sobre – vivencia… En Venezuela se sobre-vive, es decir, la vivencia es excesiva, no en balde hay escasez de calmantes y demás fármacos que atenúan la extra experiencia.

De alguna manera, agradezco la alarma sobre la vida, así no nos puede pasar de largo. Siempre se está de urgencia para ella. En la necesidad de amigos, de contacto, o de aislamiento para la introspección o para crear o incluso, destruir. Venezuela es una suerte de Kali rediviva. Es energía en movimiento, en destrucción y construcción simultáneos. Y uno no es sino reflejo de ello, y quizás ella no es sino reflejo de todos.

Kali - Nepal

[Santuario de Kali en Nepal]

Y al hablar de Kali, recuerdo la visita que hicimos a un santuario en Nepal en abril del 2008, dedicado a la diosa. Uno de los más antiguos que existen, el cual, si la memoria no me falla (revisaré el dato), se remonta al siglo13. Ubicado a horas de Katmandú, entre montañas, el peregrinaje es de centenares de personas, quienes portan un cabrito o un gallo mientras hacen fila para entrar y ofrendar. Al llegar el turno de cada quien, el animal es sacrificado y su sangre se usa para bañar y alimentar la efigie de Kali, una pequeña escultura negra protegida por una capilla, al fondo de la hondonada, cuidada con celo por sus oficiantes. Para el rito se la desviste de todos sus adornos de plata, y así, desnuda es bañada de rojo.

Santuario de Kali - la diosa desvestida

[Santuario de Kali en Nepal]

2 comentarios sobre “Kali país – divagación

  1. Kira, querida…una interesante reflexión introspectiva sobre una situación de país, que pareciera muy intima…pero creeme es un sentimiento compartido por muchos…me gustó la construcción del texto, cada palabara acaricia

    te abrazo

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