Son las 7:15 pm. Es hora del final del crepúsculo que adolece de la falta de luz residual de la ciudad. Otro apagón general. No sabemos nada de nadie. No funcionan las torres de teléfono. Salir en la oscuridad no es aconsejable.
La foto sale llena de puntos. Pedregosa. Capta una nube que se me antoja que aspira a un cielo más alto. Es una visión que me dice lo que deseo. Ver el cielo es recordarlo. Buscar la altura es un hábito perdido para muchos.
Ya se dice tanto que cansa oírlo. Hasta cuándo soportaremos esto. Hay gente que no lo hace y se va. Agarra una trocha o se tira de un balcón. Otros pelean todo el día con ello y terminan peleando también con todos. Otros nos sometemos a aprender un estoicismo irremediable mientras nuestro privilegio permita que la necesidad acuciosa no nos invada.
¿Adónde hemos llegado?¿Adónde llegaremos?
La oscuridad se cierne sobre la ciudad en pocos minutos. Suenan plantas eléctricas a lo lejos y más cerca. Salen las velas, las linternas. Boca de lobo, de todas maneras. Unas fauces que con o sin luz nos están devorando.