Etiqueta: Divagaciones

Mujer de mudanzas

El comentario de Khandika al post anterior me hizo reflexionar.
Profesión: Mujer de mudanzas…

Cuando nos mudamos de un sitio a otro, llevamos siempre el equipaje con nosotros.

Equipaje, bagaje, bagazo de cosas, recuerdos, conflictos, sombras e iluminaciones, claroscuros que nos conforman como seres dimensionales que somos.
A veces nos mudamos dentro de nosotros solamente. Cuando decidimos ésta que fui ya no está aquí, ahora está otra. Podemos mudar de comportamiento o un mal recuerdo a los rincones escondidos del olvido. O mudamos una memoria a nuestro presente para alegrarnos con una nostalgia que nos energice o para desenmascarar una sombra que nos trae oscuridad.

Siempre estamos de mudanzas.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Para más luces sobre la palabra mudar y sus acepciones más o menos meta-físicas visiten http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&LEMA=mudar

Verán que las posibilidades de mudar incluyen hasta el último significado también, el cual para no ofender pudores y mantener la dignidad de este espacio no incluí en la breve reflexión anterior… aunque no sea menos cierta ;).

Extranjera

Te paras en la mañana, prendes la computadora y antes que nada visitas el blog y te pones a escribir cualquier cosa que se te ocurre. Luego te sientas a desayunar y se te atraca la comida viendo las escenas de desolación del tsunami y te enteras de que de un día para otro el estimado de muertos aumentó a 40 mil más. Te enchufas en la nochecita otra vez a la tele y otros 20 mil más y ya van por 120 mil para el total de hoy. Nada más 80 mil en Indonesia. Veremos cuántos habrá mañana.

Te fastidia que se le dé énfasis a las historias de los turistas cuando hay pueblos enteros borrados del mapa y gente que ya no le quedó familia esperando por ella o por la cual vivir. No te explicas cómo en este país, Bangladesh, siendo vecino de esta tragedia y a salvo por suerte, los titulares con los resultados del cricket fueron más importantes los primeros días. Tú te sientes rara porque estás sana y salva en tu apartamento viendo la tele, planeando durante los comerciales dónde vas a pasar la noche de año nuevo mañana. Porque te sientas a la computadora te conectas y te estás desconectando.

A veces te sientes extranjera de todo.

Ranteo de medianoche

Hay algo que es común a todos los que escribimos por afición, vocación o compulsión. La necesidad de expresarnos. Y a todos los que blogueamos, además, la de entablar comunicación y establecer una de esas conexiones azarosas e inesperadas que nos hacen reconciliarnos con el mundo.

Escribir es un acto íntimo. Y lo es más que el de la conversación. No gozamos de nuestra expresión corporal para apoyarnos por lo que debemos ser más precisos y en mi opinión dejamos ver mucho más de nosotros. De alguna forma ponemos nuestra vulnerabilidad al descubierto y de otra, ello nos hace sólidos. No sé si me explico… pero creo que me entienden.

Escribir también es un acto de liberación. A las aprensiones, a los prejuicios que nos hace limitarnos como seres sensibles y ávidos de contacto. A superar la paradoja del hombre, de ser un animal gregario pero que padece de soledad inmanente, existencial.

En estos días he tenido la epifanía de que en realidad todos estamos conectados, pero que no sabemos ver los finos hilos que nos unen. Hemos como especie, desaprendido a ver la conexión entre nosotros. ¿O quizás nunca lo supimos y estamos aprendiendo apenas? …No sé.

Es posible que nunca superemos la soledad existencial, pero por lo menos podemos asumirla y vivirla acompañados. Unos con más éxito que otros y … en eso estamos.

Un día más

La verdad es que a veces se le pasan a uno los días de una forma tan inútil.
A veces me asusta que se me vaya así de simple un día y que al final sienta que no hice nada de él. Que no obtuve nada. Es decir que no haya aprendido nada nuevo, o pasado un rato con algún amigo o amiga, o que no me haya detenido a apreciar el cielo, haber leído algo que me dejara pensando, haber escrito aunque sea dos líneas o compartido uno de esos momentos con mi esposo que quedarán siempre en la memoria.
Y a veces se van así de simple los días como si no hubieran existido.
De repente, siento que se van más rápido que antes.
Que el tiempo no alcanza para todo lo soñado ni lo que se aspira a ser.
Antes de darte cuenta te dicen doña, o luego notas los cachetes algo caídos por no decir que otras partes del cuerpo y que la forma de cómo te imaginas no es la de cómo te ves en el espejo ni sales en las fotos. Susto.
Pero ni tanto con lo de los cachetes.
Más me da lo otro, que se vayan así de simple los días.