Seis grados de separación entre Bangladesh y Argentina

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La gente de Bangladesh aprecia sobremanera todas las artes, especialmente la música y la poesía. Ser artista es una profesión honorable y muy respetada. En Dhaka abundan recitales de poesía, conciertos y exhibiciones de arte. La plástica se extiende al ornamento de autobuses, camiones y rickshaws en lo que se ha dado por llamar rickshaw art. La música se encuentra profundamente ligada al alma del bengalí. Es común montarse en un rickshaw u otro taxi y escuchar al chofer tarareando canciones tradicionales con las letras de poetas como Tagore o toparse con un flautista-trovador quien después de un rato nos pedirá un bakshish o donación a la usanza musulmana.

El himno de Bangladesh corresponde a fragmentos de un poema que Rabindranath Tagore dedicara a su tierra natal, adoptado luego de la guerra de liberación en 1971 cuando se declaró la independencia de Pakistán.

Tagore, premio Nobel de Literatura 1913, nació en Bengal, provincia que comprendía lo que hoy es Bangladesh y Bengal del Oeste, y la cual para el siglo 19 era todavía parte de la India británica hasta 1947. Tagore escribió para la India la letra de su himno, convirtiéndose quizás en el único autor de la letra del himno de dos países en el mundo.

Indagando sobre Tagore me entero de que era amigo de Victoria Ocampo. Para nosotros, lectores en Latinoamérica esta relación de amistad es algo casi que anecdótico y curioso en la vida de Ocampo, pero descubro con sorpresa que para él la amistad con Ocampo fue de una gran transcendencia y hay académicos que se han dedicado en la India a estudiar esta relación, compuesto ensayos al respecto y dedicado capítulos enteros en las biografías de Tagore. Se han publicado los compendios de la correspondencia entre ambos, se elucubra si esta relación fue platónica o no, varias de las cartas están expuestas en la residencia del autor en la India la cual es ahora un museo, e incluso se pueden encontrar abundantes escritos al respecto en la web en idioma inglés (!). En castellano lo que podemos encontrar es que fue huésped de Ocampo de forma muy anecdótica al igual que la referencia de la amistad de la editora – escritora con otros grandes autores europeos como Malraux.

La historia que quizás muchos en Argentina conocen es que durante un viaje cuyo destino era Perú, Tagore hubo de desembarcar por razones de salud en Buenos Aires donde se quedó en una casa en San Isidro que le consiguió la editora despues de acercársele audazmente a conocerlo en el hotel en el que se encontraba. En San Isidro, Tagore pasó dos meses convaleciendo y durante ese tiempo se sentaron las bases para una relación epistolar y de amistad entre ambos que duró el resto de la vida del poeta. Tagore la llamaba Bijaya que en bengalí significa Victoria y a ella le dedicó todo un poemario llamado “The Lotus Palms of Bijaya” (Las Palmas de Loto de Victoria).

Durante más de quince años se escribieron, encontraron en ciudades como París y forjaron un vínculo espiritual más allá de distancias y culturas. Ocampo motivó a Tagore a explorar su lado plástico haciéndole desarrollar en algo más complejo pictóricamente hablando los garabatos que hacía cuando escribía. Ella organizó la primera exposición de dichas pinturas en París y cambió en el poeta la percepción que del rol de la mujer tenía gracias a su tradición cultural donde la mujer tiene puestos en la sociedad muy delimitados.

Para Ocampo, la poesía de Tagore también fue de gran influencia en su vida así como para la de muchos intelectuales de la época tanto en América como en Europa. Neruda lo tradujo, Yeats, Pound, Elliot, Rolland y otros encontraron una espiritualidad sin precedentes en sus escritos. Aunque quizás Occidente lo haya olvidado muy rápido, en el subcontinente asiático es una figura de primer orden al igual que el Mahatma Gandhi y Nehru y es el símbolo de la universalidad de la India, de su amplitud intelectual y espiritual… y vaya a usted a ver el detalle que una argentina excepcional influyera en la sensibilidad de este hombre tan célebre por acá y que esa huella se encuentre reflejada en poemas, cartas, ensayos que tanto aprecio, respeto y reverencia merecen a la comunidad india y bangladeshi en general. Desde Dhaka y siguiendo las rutas de la patafísica regalo esta crónica de 6 grados de separación a la audiencia de Planeta GAE en Buenos Aires…

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Publicado en el Mensuario Planeta Gae producido por Gran Aldea Editores. Buenos Aires Argentina. 2004.

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