Año movido

Este año se me presenta movido.

Empiezo con un viaje a Uganda mañana para regresar el 24 y en Febrero tendré que ir a Tanzania a empezar un proyecto interno como por 3 semanas, para luego ir de nuevo por como mes y medio. Eso sin contar con quizás otros viajes a Africa como parte de otros proyectos que la compañía para la que trabajo tiene allá.

Asimismo Lino y yo tenemos las expectativas de ir a Cambodia, Vietnam y Tailandia, pero por encima de estos a Tibet desde Nepal.

En Uganda me encontraré con amigos entrañables y será interesante ir de visita y ver los cambios de dos años. Cuando me fui estaba quemada con el país. Ya no aguantaba estar allí. Es una sensación extraña porque no vivía mal, teníamos un grupo excelente de amigos que se convirtieron poco más que en familia. La vida en general era muy sana, porque Kampala, la capital de Uganda, es casi rural. Las casas tienen enormes jardines y la ciudad está llena de árboles gigantes. Y por supuesto muchas calles son de tierra, se va la luz a cada rato etc., pero son incomodidades con las que uno aprende a vivir y al final forman parte de toda la experiencia.

Mi inquietud se debía a que era casi imposible encontrar buenos libros para leer, el arte se reducía a expresiones costumbristas y más orientadas a la venta del turismo, y a mí, que me gusta de repente irme a deambular por puestos de venta de cositas, o irme a galerías o pasarme horas en una librería, se me hacía la vida un poquitín pesada porque no podía encontrar ese paréntesis conmigo mísma fuera de casa. De repente el tiempo me parecía que no pasaba y un día para mi sorpresa ya habían sido cinco años. Aquí en Dhaka, aunque existe caos, y hay esmóg, ruido, y demás tipos de contaminación, tengo esas oportunidades de «desenchufe». La cultura local me parece rica, y fascinante por ajena. La ciudad ofrece galerías y librerías aunque no cines, pero si dvd’s a precios ridiculos. En Uganda las opciones eran muy limitadas y exploré lo suficiente la cultura ugandesa como para sentirla ya cotidiana y afín. Por supuesto habían cosas de la idiosincracia como en todas partes que me saturaban como el hakuna matata, o «no problem» para todo hasta que ya el «problem» no tenía solución, la percepción del tiempo y las prioridades distintas a las de uno, etc. Pero también había la maravilla de la amabilidad y la amistad inmediata que se extraña por acá donde los ambientes sociales locales son cerrados y cuando se acceden no es en esa onda de «tu casa es mi casa» que tenemos nosotros los latinos y la cual en gran medida es igual de abierta como la africana.

Este viaje será un buen abreboca para el siguiente a Tanzania. Una especie de «reality check» de la anterior experiencia en Uganda con esta en Bangladesh.

4 comentarios sobre “Año movido

  1. Naaguaraaa, un dia de estos nos vas escribir: hola les voy a contar, agarre un avion y ahora estoy por Palau pero antes de llegar estuve en Tuvalu.

    Suerte y abrazos.

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  2. No nos conocemos, pero quiero felicitarte por tan excelente trabajo, que disfrutes tus viajes aprendiendo cada dia mas, compartiendo,por que dando es como recibimos, que Dios te cuide y en tu mision de ensenar a los que no tenemos la oportunidad de viajar tanto este precioso mundo… me gusto lo de los derechos humanos. God bless you everyday in your life. That is.

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