Aunque vivo en Bangladesh, me entero por Ojo al texto que Muhammad Yunus ha ganado el Premio Nobel de la Paz. (Creo que vi su post poco después que lo publicara).
No me voy a extender en la obra de Yunus, que ya se enterarán por el periódico y las noticias de la tele, pero este es un hombre que no para de declarar el amor por su país, cuya pobreza parte el corazón de cualquiera que lo visite. Siempre que se le entrevista expresa que lo que le llevó a diseñar lo de los microcréditos fue la aspiración de ver salir de la pobreza a la mayoría de sus connacionales y el profundo amor que le tiene a Bangladesh. Nunca ha estado en campaña electoral de nada. La expresión de su amor no es con fines de propaganda. Realmente no la necesita.
Yunus es quizás la persona con más credibilidad en Bangladesh. Y una de las razones es porque jamás se ha metido en la política. Para los bangladeshis todos los políticos son ladrones.
Su amor a Bangladesh no le llevó a pintar, ni a meterse a jugador de cricket (aquí no hay béisbol), ni a militar, ni a político. Jamás ha sido responsable de la muerte de un compatriota Bangladeshi en nombre del «amor» a su país.
El premio está más que merecido y los bangladeshis pueden estar muy orgullosos de Yunus. Porque él sí ama a su país de verdad y ha hecho una revolución sin sangre ni muertos ni violencia a través de un modelo financiero basado en el capitalismo pero también en la confianza de la honestidad de la gente, porque comprenderán que alguien que vive en la miseria no puede dar nada como garantía sino su palabra. El sistema ha sido exitoso porque casi el cien por ciento de la gente le hace honor a esa palabra empeñada en pagar su deuda. Así reciben otro pequeño crédito mientras su negocio prospera y se puede mantener sin más créditos.
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Más sobre Yunus y su labor en:
tienes más información sobre cómo recibieron sus compatriotas la noticia?
me encantó eso de la responsabilidad por la muerte de un compatriota. Y por supuesto, un sistema basado en la honestidad.
Me encanta la carga impositiva, monetaria, fiscal, pero en el fondo moral de la corresponsabilidad.
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