[Cielo de Amersfoort – Holanda]
Lo mejor de las verdaderas amistades es que aunque hayan pasado años sin encuentros, una vez suceden, es como si esos años no hubieran transcurrido. El entendimiento está intacto. El afecto sigue allí, sólido.
Me fui a Holanda el fin de semana pasado a visitar a la familia Pinto: Miguel (Peor es nada), María del Valle, Andrés y Daniel, cargada con horchata de Chufa para Daniel, y chorizo, salchichón y jamón serrano para toda la familia.
No tenía ganas de sacar tarea de monumentos y sitios históricos sino de estar con los amigos entrañables, conversar de los avatares de la vida, con Miguel de blogs (así que hicimos nuestro mini-encuentro) y disfrutar del ambiente holandés sin prisas. Me atapucé de dulces de manzana espectaculares acompañados de café y chocolate calientes, pasé frío (caluroso e inusual para los holandeses en esta época del año), y caminé por Utrecht y Amersfoort en compañía de estos panas.
[María, Kira y Miguel gracias a la amabilidad de un holandés que se ofreció espontáneamente a sacarnos la foto]
De vuelta, casi me deja el avión porque olvidé mi teléfono celular en casa de los Pinto. Me devolví a medio camino de haber tomado el tren al aeropuerto y llegué a Schipol apenas media hora antes de despegar el vuelo de regreso. Me pasaron al avión de milagro.
Quedaron las promesas de visita, una próxima más larga acompañada de Lino, y la de ellos a nosotros si este año nos volvemos a África. Y aunque esas visitas no se den pronto siempre está la certeza de que con ellas o no, la amistad no sufre.
Ahora me viene una partida más, esta vez a Dhaka, el viernes. He estado mes y medio con mi hermana en Barcelona. Me costará dejarla. Pero ya es hora de empezar el año. De gestionar mi vida un poco. Lo que se pueda para este 2007 en el que espero mudarme de Bangladesh a Tanzania o Kenya. Veremos qué pasa. Desde que me fui de Venezuela no he sabido nunca que será de mi vida en los meses sucesivos. Siempre salen sorpresas, ya sea por quedarme en el mismo sitio o por viajes inesperados.
Espero, este año, volver a la calidez africana.
No queda mas que decir…gracias Kira! Muy bonita la fotografía…y con Miguel, nada menos. Suerte en tus propósitos del 2007! Un abrazo!
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que nota! saludos!
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Muchas gracias por la visita, es muy rico estar con la gente que uno quiere, aunque sea por unos pocos días.
No tienes idea da la intensidad del nexo que creaste en Daniel, tras tu despedida al cerrarse la puerta detrás de ti, quedó desconsolado llorando.
Cuídate mucho y dale un gran abrazo a Lino, además te deseo que todos tus proyectos se conviertan en realidad en este año casi nuevo.
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estoy celosa porque no pasaste por Paris. La proxima vez……. Besos.
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Se ve que estaba haciendo frio, estaban todos como tullidos.
:)
Oye Kira, sabes, hay algo en tu blog, sospecho que un tracker, que esta abriendo pop-ups y pop-unders.
Saludos!
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Hola,
He llegado a ti a través de Miguel, y entiendo perfectamente porque te sentiste tan bien en la casa de Miguel, Maria, Andres y Dani, aquello es pura paz y amor!
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Hola, te enlazamos hace un tiempo, ¿nos enlazas? :)
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