[La muchacha de la perla de Vermeer]
me volví a verte de nuevo
dejé la impronta de mi aliento en ti
quise por última vez
darte mi imagen
impregnar tus ojos perplejos
esconderla en recuerdos inasibles
sólo juegos solares la convocarán al presente
la mirada indiscernible
el rostro inundado en luz tardía
la boca entreabierta
presta al beso deseado en susurro
habitaré la oscuridad de tu memoria
esperaré que me invoques
nocturno
cuando el deseo te asalte
allí estaré
en el fondo de tu mirada
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Escrito en Caracas, 11-02-2010.
En el fondo de la mirada, tan cercano y cálido como el mismo deseo, y tan inasible como el universo interior. Cómo se toca eso que está tan adentro? Cómo se sujeta una memoria así? Este poema me encanta, pero eso ya lo sabías. Un beso, K!
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