Desde el 25 de diciembre el cielo caraqueño está gris. Hoy desde mi ventana se ve así al mediodía. Las noticias son grises, las opiniones también. Nada que dé luz. Este es un diciembre que no se siente como final de año sino como un intermedio a algo peor. Así lo han augurado, pero además lo siento de esa manera.
Me sumerjo en #elpequeñouniverso que he fraguado para mantenerme a salvo. No dejo entrar el odio a mi casa. Uno no quiere monstruos en ella. Le procuro belleza en todo momento, porque es lo que me guarda. Mi casa es la que me guarda de esta fealdad devastadora y hambrienta que parece no tener cansancio que la venza. Es una ola interminable de aguas malolientes, una rabia sin consciencia, solo repelida por esta puerta blanca y noble que detiene su empuje para nuestra protección.
Estos días son de recogimiento en este refugio, templo de lo sencilla que puede ser la vida, y tan plena. Una certeza que no me abandona.
Ahora llueve un tanto, es como un llanto de todos, por lo perdido y por perder.
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Publicado originalmente en mi cuenta de Instagram @kirakariakin
K-MINOS 
Es asombroso que todavia no haya saltado todo por los aires… 😦
Besos y salud
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