Categoría: Palabras

Cipote y Carajo

Chávez mandó al cipote a Blair. Unos meses atrás al carajo al ALCA.

En ambas circunstancias es bastante improbable que Blair o Bush hayan tenido una buena traducción de lo que ello significa. Porque el carajo está como que más lejos que el infierno, y del cipote da la impresión de que se puede regresar más fácil, aunque se me antoja menos divertido y terminante que el carajo.

Ni el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua creo que atina en interpretar la envergadura de ambos envíos. En todo caso es el destino al que quisiéramos mandar a unos cuantos líderes en estos días, cuando toman decisiones que no benefician a nadie, como si tuvieran un carajo o un cipote en la cabeza.

cipote1.
  (De cipo).
1. m. Mojón de piedra.
2. m. Hombre torpe, zonzo, bobo.
3. m. Hombre grueso, rechoncho.
4. m. cachiporra (ǁ palo).
5. m. Palillo del tambor.
6. m. vulg. miembro viril.
7. m. And. Tarugo, zoquete, cuña.
8. m. Col. U. t. en sent. ponder. ¡Cipote lío!, ¡cipote vaina!
9. m. Ven. U. para insultar a alguien sin nombrarlo.
mandar a alguien al ~.
1. fr. coloq. Ven. mandar al carajo.
cipote2, ta.
  (Quizá deformac. de chipote).
1. m. y f. El Salv., Hond. y Nic. niño (ǁ persona que está en la niñez).
2. m. y f. El Salv. novio (ǁ persona que mantiene relaciones amorosas).

carajo.
  (De or. inc.).
1. m. malson. Miembro viril.
2. m. despect. malson. Col., C. Rica, Hond. y Ven. U. para suplir el nombre de un hombre que no se quiere mencionar para desvalorizarlo.
al ~.
1. expr. coloq. Denota enfado o rechazo. Al carajo el informe.
carajo.
1. interj. U. para expresar disgusto, rechazo, sorpresa, asombro, etc.
del ~.
1. loc. adj. coloq. Muy grande o intenso. Un susto, un frío del carajo.
importar algo un ~ a alguien.
1. fr. coloq. No importarle nada.
irse algo al ~.
1. fr. coloq. Echarse a perder, tener mal fin.
mandar a alguien al ~.
1. fr. coloq. Rechazarlo con insolencia y desdén.
qué ~.
1. expr. coloq. Denota negación, decisión, contrariedad, etc.
un ~.
1. loc. adv. coloq. nada (ǁ ninguna cosa). No entiendes un carajo.
2. expr. coloq. U. para negar o rechazar.
3. expr. coloq. U. para ponderar. Cuesta un carajo.

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Google y las palabras

En estos días revisando las estadísticas encuentro que mi blog ha sido visitado por alguien que introdujo la siguiente combinación de palabras en Google: casos de secuestros de marcianos… el primer resultado era de mis archivos por un post llamado Independence day que escribí sobre declaraciones del presidente Chávez en la celebración del día de la Independencia de Venezuela. Uso las palabras marcianos y casos de secuestros pero no hablo de casos de secuestros de marcianos… Y es el único resultado en la página que no tiene nada que ver con el tema de casos de secuestros y marcianos en sí… Pero lo que me causa más gracia de esto es que Google sugiere una alternativa con su corrector ortográfico, en algo que se puede traducir como: Quiso decir usted: casos de secretarias de marcianos?… En este caso, los resultados son todos referentes a ufología pero no pude encontrar ninguno que hablara de secretarias de marcianos en específico.

Se me ocurre que esto pudiera ser un juego, no solo buscar resultados con aparentemente absurdas o peculiares combinaciones de palabras y/o escribir textos con ellas para añadir un poco de humor al caos de información que hay fuera y que podemos escrutar con Google…

Olvidémonos por un rato de la posibilidad de la más eficiente y menos divertida web semántica. Ella nos hubiera dado ningún resultado en ambos casos. Porque existen testimonios de casos de secuestro por marcianos, pero hasta dónde sabemos no de secuestros de marcianos y menos de secretarias de marcianos.

Los caminos de la web son inescrutables… sin Google.
Pudiera ser un eslogan, mientras se populariza la semantización de la web.

Divagar… del latín divagari

Cuando escribí el post sobre la ortografía, algunos me preguntaron sobre «rantear«, la cual es obviamente una palabra que no existe en español. Y la cual estaba usando para darle sentido a escribir sin una idea fija en mente y quizás con una queja, lamento o anhelo implícitos en el texto… No encontraba la palabra en castellano.

He tenido esta preocupación en la parte de atrás de los pensamientos… no sé si les pasa, que pueden estar ocupados en mil cosas, pero allá atrás, escondido, hay algo que les inquieta y en lo cual la mente trabaja como en voz baja, en un susurro. Yo les llamo los pensamientos de detrás de la cabeza. Y hoy dándole vueltas a la palabra en español, tratando de definirla como ideas sin ilación precisa, solo atadas por asociaciones azarosas, expresadas sin un cuerpo definido en el texto, sin introducción, desarrollo o conclusión, que no pretenden establecer nada sino sólo ser plasmadas, dejadas a su propia suerte para el que las quiera tomar y luego facilitar su libre flujo, etc… Y de repente me vino como una foto la palabra… Claro, divagar y para el inglés to digress…

divagar.
  (Del lat. divagari).
  1.intr.vagar2.
  2. intr. Separarse del asunto de que se trata.
  3. intr. Hablar o escribir sin concierto ni propósito fijo y determinado.

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Como ven soy una «picada»… me «pico» conmigo misma cuando me pillo en falta… igual la palabreja de «rantear» me gusta… pero cómo se le hace…

Y como también ya habrán podido apreciar, he andado ociosa pasando el rato, de brinco en brinco por Internet, haciendo tests, llenando mapitas… Estuve una semana trancada en casa con una bronquitis fastidiosa, me terminé de leer las memorias de Asimov cuyo comentario se quedó en un post a medio hacer, estuve vacilándome la lluvia que ahora no nos deja día a día de este monzón de Dhaka, subiendo las fotos a flickr del último viaje y peleando con la conexión que me hizo subirlas por cuadruplicado, dándole galleticas a los cuervos en el balcón, escribiendo algunas visiones de Bangladesh que no sé si las comparta por aquí pero que me estaban rogando salir de la cabeza y alimentando otra serie de reflexiones sobre la vida, la vejez, la infancia, pasándome películas mentales, recordando Caracas… no la gente ni la familia, pero específicamente la ciudad a raíz de un artículo o posts de no recuerdo quien donde se habla del país de Caracas… lo cual es tan verdad eso de que Caracas es Venezuela y lo demás es monte para los caraqueños… uno no dice voy a Venezuela, sino voy a Caracas… y por supuesto al Este en mi caso, uno de los guetos de los tantos que tiene la ciudad, aunque siempre me ha gustado el Centro de trabajar en él, e irme a pie por la Av. Urdaneta desde La Candelaria hasta llegarme a la plaza Bolívar y devolverme por el bulevar, meterme en los almacenes chinos que por lo menos hace 10 años estaban allí y comprarme mariqueritas hechas en Taiwan. O recorrer la Cota Mil y marearme con los colores del Avila y sorprenderme de esa división precisa entre lo agreste y natural y el valle de concreto que se le extiende a sus pies lleno de contrastes de lujo y miseria… Y toda esta nostalgia gracias al chateo con un querido amigo que me agrisó el espíritu al contarme que su mamá, una mujer hermosa sin más a la que siempre he tenido cariño, se terminó de ausentar de esta vida con el Alzheimer, el que junto con la ceguera y el cáncer son las dolencias que más temo…

Me volteo a perderme un rato en la vista y veo el cielo gris y encapotado, la mata de coco, los mangos y eucaliptos que se juntan en esta ciudad por todas partes… y creo que me voy a pintar para darle un paro a estos vagabundeos del alma… a los que a veces les falta papel, pero tienen blog.

Ranteo ortográfico

Confieso que cuando leo y me encuentro con usos inapropiados del idioma me siento incómoda. Casi ofendida por la aparición de una «zeta» mal puesta o la ausencia de una «hache» o una «y griega» en vez de una latina y viceversa. Sentimiento peor que la incomodidad de encontrarme con estos gazapos en cosas que leo, me lo da tropezármelos en algo que he escrito. Y lucho constantemente contra ello, especialmente ahora que debo manejarme en dos idiomas para hablar, escribir y leer con la consecuencia de tener traspapeladas las grafías con los sonidos y sorprenderme tipeando «the» en vez de «de» al escribir en español. No me molesta el uso de neologismos siempre y cuando estén denotados con itálicas o comillas o cuando son ya de uso extendido y popular y cubren la necesidad de denotar algo para lo cual no hay palabras en español como fuera el caso de tipear, y más recientemente como se está convirtiendo el de postear, rantear, cliquear o clicar, etc. Más me molesta el uso inapropiado de palabras, ya sea fuera de contexto, sentido o atribuyéndoles significados que poseen palabras similares en sonido o en combinación cuyo efecto sea una excesiva redundancia tal y como el «presunto sospechoso» en donde el individuo en cuestión no sólo está bajo sospecha, sino que ésta es sometida además a una presunción que debe ser comprobada, por lo cual es sospechoso por partida doble. Peor es cuando leemos «sospechoso del presunto crimen de asesinato», es decir que el crimen también está bajo una presunción a pesar de que haya un muerto atravesado por una bala.

Una falta ortográfica o gramatical es perdonable si es honesta y se comete con humildad es decir sin estar acompañada de la arrogancia de la posesión de un conocimiento superior al de los demás. Graves son las que se encuentran con frecuencia en los foros políticos en línea cuando se opina y/o insulta con errores ortográficos: «eres un icnorante«…

Luego, por supuesto, está el uso del idioma sencillamente para insultarse en dichos foros, los cuales funcionan más como salas de terapia para gerenciar la ira que otra cosa. Es muy difícil encontrar salones de discusión donde sencillamente la gente opine dentro de los límites del respeto. Basta una línea de disensión política y eres una»perra traidora» o un «pargo hediondo» o «a ti lo que te gusta es que te den por el chiquito» y así in crescendo dando los foristas muestras de una creatividad aterradora para la violencia sexual expresada verbalmente. Por fortuna, en algunos de estos foros se ha decidido censurar este tipo de lenguaje que no le agregaba ningún valor a las discusiones.

Yo no soy socióloga, ni lingüista, sólo chapada a la antigua en referencia al uso del lenguaje y aspiro a escribir bien, de forma agradable y sencilla, y con buena ortografía. Lucho también contra mi sintaxis enrevesada, a veces disléxica, si es que esto existe. Presumo de tener buena ortografía incluso en el inglés y creo que es porque siempre he leído mucho y ahora leo bastante en esta lengua, pero no por ello me considero sabia, sabida o sabihonda. Solo viciosa de leer.

Gente que no lee con frecuencia o que no leyó mucho en su niñez y adolescencia no tiene buena ortografía. La asociación de la expresión verbal con la grafía no se fijó en la memoria. Pero esta afirmación tiene sus lagunas, porque cómo explicarse la mala ortografía de García Márquez, según propia confesión en sus memorias, siendo él un ávido lector desde niño. De su carencia de ortografía entendemos la irritación que le lleva a despreciar las reglas del idioma.

Para mí, si no se posee la habilidad de una buena ortografía como mínimo debiera haber la consideración con el lector y el uso del corrector del procesador de palabras. Con tantas herramientas a mano para corregir la ortografía, diccionarios en CD, en línea, etc., no entiendo porqué no usarlos especialmente para los medios impresos. Por más que haya una hora de entrega en un periódico, los redactores podrían con una mirada a un diccionario de sinónimos lograr el efecto de «dominguear» una nota periodística. Los correctores tendría también que, aparte de los errores de tipeo, corregir cierta sintáxis y semántica impúdica que hace uso de palabras con sentidos opuestos o redundantes al expresado. El diccionario para ello también es herramienta útil.

Pero también está la excusa de la rapidez que el medio digital imprime a la escritura para justificar los gazapos o las nuevas formas de tipeo donde se sustituyen la «qu» y la «ce» por la «ka», las cuáles desgraciadamente se me hace físicamente imposibles de leer o aquellos que cortan las palabras y frases aprovechándose del sonido natural de las letras y así «quedé» se convierte en «qd». Estas últimas formas son más naturales para la lectura, ya que usan la grafía correspondiente ortográficamente hablando al sonido consonante aunque no completen la palabra. Así hasta podría nacer un cuerpo de reglas de ortografía para Internet aunque muchos se rebelarían ante la idea por considerarlo un medio supremamente libre y sujeto al «medalaganismo» que por principio no contempla respetar «la gana» de los demás.

Sé que esté post está medio antipático. Pero de verdad que no me importa si alguien me corrige algún error ortográfico, sintáctico, semántico o de tipeo. Seguro que en esta misma entrada de mi blog se me ha escapado alguno.

Más sobre el idioma aunque no de la ortografía:
Carolina Jaimes Branger carga contra «aperturar»
¿Mouse o ratón?: la metamorfosis del idioma español en tiempos de Internet
Reforma ortográfica del idioma español (a muchos les llegó por correo electrónico)
¡Aprenda spanglish en un santiamén!
Las palabras y sus significados extraviados
Estos dos últimos no se ven bien en Firefox.

Otro que se me escapó:
De Nostalgia «Descifrando Códigos»