Categoría: Bangladesh

Enguayabada

Ando con guayabo. Pero el guayabo que cargo (de sentimiento de culpa… no de despecho, ni de rasca) es con bloguear y leer a otros. De repente me aislé. Y bastante. No he podido dar solidaridad a quien necesitaba, o felicitaciones o sencillamente estar al corriente de la vida de tanta gente que viene a leerme o que acostumbraba a leer y que ya forman parte en mayor o menor medida de mi vida.

Tengo meses metida en mi propia envoltura, pero sin nada productivo generado… así lo siento y lo lamento, porque la desconexión que sufrí me hizo perder tiempo. Sin más. Tiempo.

Y así he estado casi un mes ausente por acá. También estuve algo enferma y eso contribuyó a mi baja energía.

Al blog no lo he abandonado en el sentido de que he actualizado el wordpress, la plantilla, he optimizado la base de datos, limpiado enlaces caducos, etc. Aun me falta acomodar algunos posts y comentarios viejos que perdieron la codificación de caracteres cuando migré de blogger a wordpress. Y aun estoy lidiando con ello, porque quisiera ahora tener un blog de respaldo en wordpress.com de todos los posts, para dejarlo allí como reserva y por si acaso, se me vuela algún día el hospedaje que tengo. Pero eso no es suficiente. No he escrito. No he escrito todo lo que tengo que decir. Me siento al frente de la computadora y me falta el «drive».

Pero bueno ya he caído en cuenta y haré lo que pueda para volver en mí, si no por completo, mejor.

Sé que de repente no hace falta decir esto, ni excusarse. Pero es bueno ventilar estos sentimientos para sacárselos de encima.

Entretanto, hoy me animé a explorar esta blogósfera venezolana tan crecida y me topé con dos blogs interesantes. Uno que me hizo reír y me contentó el día Un Guayoyo con Galifi que tiene unos dos meses de vida y otro de fotografía Francesco Spotorno blog que me gustó mucho y que recomiendo a los aficionados de la imagen.

Calorón

Llegué a Dhaka hace una semana y ya estoy que me quiero ir de nuevo. Por el calor. Ha llegado a 42 y 45 grados centígrados según dicen. Pero las temperaturas que me constan son de 37 grados y pico a la sombra y 40 casi 41 fuera de ella (tenemos termómetro en casa). Y el problema no es tanto la temperatura sino la combinación con la presión atmosférica y la humedad que hace que uno se sienta en un sauna. Aunadas al calor hay continuas fallas de la energía. Ayer tuvimos 6 apagones de cerca de una hora cada uno. Hoy en lo que va de mañana llevamos 3. Uno está preparado y tiene una unidad de UPS para mantener la computadora, la tele y algunas luces encendidas por un par de horas, pero la tragedia es no tener aire acondicionado en este calorón.

Es impresionante como el cuerpo reacciona a estas subidas de temperatura. He estado ya tres días continuos con una pequeña fiebre. Todo el mundo anda con su botellita de agua, porque en un descuido puede darle a uno un heat stroke con el cual morirse de calor deja de ser una metáfora.

Si por lo menos el sol brillara pero el cielo está gris y cubierto y la sensación de baño de vapor es más contundente. Uno desea lluvia porque siente que está en una olla de presión donde lo cocinado es uno. Y este agobio sumado a la suciedad de la ciudad y su contaminación hace todo menos soportable. Ayer vi en la tele que Dhaka es la segunda ciudad más sucia del mundo, luego de Beijing.

La lluvia alivia y refresca. Es lo que también otorga melancolía a Bangladesh. La añoranza de su pasado esplendoroso. La nostalgia por una posibilidad de país que los esquiva, porque los problemas son graves y cuesta arriba de superar. Pobreza, ambiente, política, derechos, entre un largo etcétera y envueltos en calor.

El calor dificulta todo. No sólo vivir, sino pensar. No digo que los problemas de Bangladesh se deban al calor o que no se resuelven por él pero seguro contribuye a hacer difíciles las cosas. La demanda de electricidad sube a niveles insostenibles para encender aires acondicionados y ventiladores  y de allí los apagones. Luego sufre la industria, sufre la gente. Todo se vuelve lento. Y uno lo vive, uno empieza a vivir como si se moviera bajo el agua, tratando de dominar la resistencia de la atmósfera a todo desplazamiento.

Santa María de Corea

En nuestra pequeña comunidad latina en Dhaka, tenemos varios curas y monjas que están de misión por acá. Atienden comunidades de minorías étnicas que profesan el cristianismo y que de alguna forma están algo marginadas y olvidadas de la sociedad y el gobierno. Estos religiosos vienen de México y Colombia. Los mexicanos andan por Khulna cerca de la frontera con la India y tienen orfanatos o casas hogar para niños que han sido abandonados y a quienes les dan techo, comida y educación. Tienen ya varios años en Bangladesh y de tanto en tanto los vemos en Dhaka, ya que sólo vienen cuando es necesario.

Los de Colombia, son de Medellín, son 5 que han llegado en remesas de 2 y 3. Como han tenido que quedarse en Dhaka por varios meses a aprender el bangla antes de irse al interior, se han integrado a nuestra comunidad y se han aprestado a darnos misa todos los domingos en una de las pocas iglesias católicas del país que también es un seminario. La iglesia de Banani. La iglesia es bastante grande y cuenta con una capilla alterna, llamada «La capilla coreana» donde los padres con mucho cariño y sacrificio (porque viven del otro lado de la ciudad) nos dan la misa a los 10 o menos del grupo que se animan a ir cada semana. Esta capilla existe porque hay muchos coreanos en Bangladesh que son católicos. Allí celebraban misas en coreano hasta hace poco, pero ahora van a la misa general que es en inglés y que aglutina a bangladeshis, coreanos y demás extranjeros católicos que asisten a ella.

Pero toda esta explicación viene a cuento porque en la capilla hay una figura de la virgen María con su niño presentada con el atuendo y las facciones coreanas que me parece muy singular y hermosa. Casi zen si se quiere. Aquí está la foto que quería compartir que no está muy buena porque la tomé con la cámara del teléfono, pero que ilustra este post.

virgencoreana.jpg

La decoración de la capilla es también bastante particular con flamas saliendo de flores de loto, en la base del Cristo que corona el altar, el cual está tallado en madera y tiene la cara barbada a la que la iglesia nos ha acostumbrado.

lotoflama.jpg

Ya en Uganda había visto últimas cenas talladas en madera y otras escenas bíblicas pintadas donde todos eran africanos. No puedo dejar de admirar la penetración del mensaje cristiano en ese sentido. Con todo y lo criticable que pueda tener la iglesia como institución, la médula de su mensaje basado en el amor, la compasión, el perdón y la redención supera cualquier barrera cultural. La gente hace dicho mensaje suyo y lo representa como le es más afín y querido.

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