Categoría: Bangladesh

Bangladesh en estos días

Dhaka ha estado toda esta semana amaneciendo con neblina y padeciendo de una lluvia extemporánea y tormentosa por las noches. El cielo, eso sí, se mantiene como una cubierta de leche sobre la ciudad, a través de la cual el sol se manifiesta como un disco amarillo, cansado, medio dormido todos los días. No me explico como las plantas siguen siendo verdes con ese cielo tan agotado.

He estado por el centro en estos días. Las aceras las han despejado de los buhoneros. Más de 100 mil personas han sido desplazadas y dejadas sin fuente de ingresos por esta razón. Otros cientos de miles han sido desalojados de terrenos invadidos, donde se habían creado asentamientos de pequeñas chozas. La semana pasada, en una operación comando, el gobierno temporal, un día a medianoche, mandó a detener por corrupción a unos 30 ex-ministros y empresarios ligados a los dos gobiernos anteriores y a las cúpulas de las dos coaliciones partidistas. No hubo orden judicial. La acción se basó en la ostentación imposible de bienes que no guardan relación con los ingresos declarados de ninguno de estos individuos. La Corte Suprema de Justicia anda exigiendo explicaciones en cuanto a qué tanto a derecho se apegan estas acciones policiales.

La política en Bangladesh la dominan dos mujeres, una es la Begum Zia Khaleda, y la otra es la Sheikh Hasina Wajed, respectivamente la viuda y la hija de líderes de la liberación de Pakistán del Este en 1971 para dar nacimiento a Bangladesh. Ambos fueron asesinados y ambas se culpan la una a la otra de haber participado en el planeamiento de ambos magnicidios. En 1975, el Sheikh Majibur Rahman, presidente de Bangladesh fue asesinado en un golpe de estado junto a 17 miembros de su familia. Sheikh Hasina se salvó porque estaba fuera del país. El esposo de Zia Khaleda, Ziaur Rahman, fue presidente desde 1977 hasta el 81, cuando fue asesinado en otro intento de golpe de estado. [No se dejen confundir por los dos apellidos Rahman, no estaban relacionados.] Ambas han sido primer ministro del país. Han ejercido el poder más que sus difuntos respectivos padre y esposo, pero viven de la aureola de heroísmo y tragedia en ambos que les imprime la guerra de liberación y sus posteriores asesinatos.

Durante este último gobierno de la Begum Zia Khaleda, la oposición de Sheikh Hasina ha sido sostenida y dañina para la economía del país con la llamada a sucesivas huelgas generales. A pesar del corte autoritario de este gobierno y sus alianzas estratégicas con el fundamentalismo religioso, la gente parece preferirla. Sin embargo, acusaciones de corrupción y la presión por elecciones sin fraude que han hecho explotar la violencia en el país, forzaron al gobierno «cuidador» de transición, a decretar un estado de excepción con los militares tomando el control de casi todo. En Bangladesh antes de las elecciones se retiran el Primer Ministro y el gabinete, para dar paso a independientes quienes cuidarían la transparencia del proceso. La elección de estos independientes fueron fuente también de gran controversia y protestas.

En la discusión sobre el futuro a seguir a nivel nacional han participado personajes como Muhammed Yunus, respetado en el país por su labor con los microcréditos a través del Grameen Bank y su recién ganado Nobel de la Paz. Cada vez se muestra más animado a buscar un desempeño político en el país cuando antes siempre se rehusó a ello.

Estando fuera, me preocupé de que hubiera estado de excepción en Bangladesh y de que los militares hubieran tomado control de todo. Pero al llegar me encontré a la gente contenta por este nuevo orden, con confianza en que los militares le pondrían coto a las dos begum. Los militares han aprovechado este estado de excepción y están haciendo «limpieza» a la asiática, sin que quepa el derecho al pataleo de parte de nadie. La prensa reseña todo con bastante libertad en medio de sus polarizaciones, reclama o apoya, pero es letra muerta en un país con casi 50% de analfabetismo. La televisión y la radio con mínima penetración y en manos del estado no son buena fuente de opinión. No se sabe en que parará toda la situación pero por los momentos la gente está contenta. Te lo comentan el taxista, el que maneja el rickshaw, el dependiente de tienda o el profesional. La policía está presente de forma inaudita en las calles así como hay puestos de control militar (alcabalas) por toda la ciudad.

Lo que más daña a las democracias es la corrupción. Y la corrupción no está sino en la gente. Se convierte en una cultura de por sí. Al pueblo expoliado y abusado por los poderes corruptos le llega un momento en que no le interesan razones de derecho (o derechos) al momento de castigar a los corruptos, a quienes acusan con toda la razón de ser causa de la perpetuación de su pobreza. Sin embargo, cuando lo necesitan se avienen a ella y pagan lo que tengan que pagar y si tuvieran la oportunidad de un instante en el poder no dudarían en aprovechar la situación en su propio beneficio. El «ahora me toca a mí».

Por los pronto, la prensa está llena de acusaciones a estos ex-ministros multimillonarios, y de abusos de fuerza en la «limpieza» de calles y terrenos expulsando a los que sólo tratan de sobrevivir. La gente teme que la democracia se pierda y se «pongan cómodos» los militares en el poder. Pero a pesar de todo está contenta y uno, que es sólo convidado de piedra a estos eventos, no sabe si alegrarse o preocuparse por ellos.

Uno sigue con su vida de expatriado ocupado en otras cosas sabiendo que este país es una residencia temporal y que nada puede hacer sino presenciar lo que pasa.

La otra luna

Así como hay atardeceres mercúreos en Dhaka,
hoy la luna anda a medias y está guerrera.
Naranja en medio de un cielo negro sin estrellas,
denso como todos los cielos de Dhaka.

Está asomada como una sonrisa sin rostro,
o como un último molusco en un mar de pesadilla.

Los cielos más raros los he visto acá.
Los más extranjeros.

Pero la luna era la misma hermana de siempre.

Hoy es extraña.

No es la luna terrícola acostumbrada,
plateada y mística,
flotante.

La de esta medianoche está incrustada en la oscuridad con luz ominosa.

No sabía que la luna pudiera ser otra.

Luz verde

De repente el cielo de Dhaka se tornó blanco amarillento y la atmósfera se llenó de una extraña luz verde en medio de la semi penumbra que la densidad de las nubes ha provocado.

Lo increíble de estas «nublaturas» en Dhaka es que las nubes no parecen ser nubes y el cielo pareciera que fuera un techo compacto de alguna masa gris pastosa, sin irregularidades ni volúmenes. Es un cielo muy raro que provoca las más extrañas luces. A veces naranjas, a veces amarillas en medio de esa casi oscuridad que provoca el encapotamiento del cielo en pleno día.

Hoy por primera vez la luz de la atmósfera se ha puesto verde.

Un verde lechoso, que se me antoja pensar pudiera ser el tono de la luz de la superficie de Venus o cualquier otro planeta extraño lejos de aquí.