Veneblogs y Comentarios

La verdad es que no me había percatado de que tenía restricciones para los comentarios y ya las quité. A todos los que han pasado por aquí, gracias.
Estoy impresionada de cómo funciona el network de Veneblogs.
Me encanta y me encanta todo.
Los logos, la filosofía que lo inició, la gente que está en la comunidad de blogueros del país.
Sé que estamos deprimidos por las cosas que están pasando en Venezuela. Creo que todo el mundo lo está, sea del bando que sea porque nunca en nuestra memoria estuvimos así de divididos y no, eso no va con nuestro carácter.

Digo esto porque Veneblogs así como cada uno de estos blogs demuestra que podemos hacer cosas positivas y de calidad envidiable con un poquito de voluntad y espíritu de colaboración. Que estamos ávidos de contacto humano y de expresar con orgullo lo que somos, de nuevo digo sin importar nuestras ideologías o simpatías.
A veces con ira, a veces con tristeza, con autocrítica o las menos con optimismo.
Eso es lo último que no se puede dejar de hacer. Tener optimismo.
Veneblogs es una humilde y eficaz prueba de que se le puede tener.
Porque a pesar de todo tenemos un único y absoluto punto en común que es el inicio para el largo proceso de conciliación: nuestro país con el deseo de su progreso.
No coincidiremos de repente en los métodos, algunos hechos serán imperdonables como en todo proceso histórico.
La conciliación tampoco puede ser bobalicona ni sumisa.
Por encima de todo y de lado y lado no podemos perder el sentido de la autocrítica y del análisis. Enceguecernos ni establecer fidelidades incondicionales a líderes que están probando cada día más que sus voluntades son blandas ante las tentaciones del poder.
Pero coincidimos en ser venezolanos.

… En fin, queróa sólo decir: dejen sus comentarios que me hacen sentir en el terruño desde aqui tan lejos. A lo mejor soy cándida. Pero lo prefiero a ser cínica.

Un día más

La verdad es que a veces se le pasan a uno los días de una forma tan inútil.
A veces me asusta que se me vaya así de simple un día y que al final sienta que no hice nada de él. Que no obtuve nada. Es decir que no haya aprendido nada nuevo, o pasado un rato con algún amigo o amiga, o que no me haya detenido a apreciar el cielo, haber leído algo que me dejara pensando, haber escrito aunque sea dos líneas o compartido uno de esos momentos con mi esposo que quedarán siempre en la memoria.
Y a veces se van así de simple los días como si no hubieran existido.
De repente, siento que se van más rápido que antes.
Que el tiempo no alcanza para todo lo soñado ni lo que se aspira a ser.
Antes de darte cuenta te dicen doña, o luego notas los cachetes algo caídos por no decir que otras partes del cuerpo y que la forma de cómo te imaginas no es la de cómo te ves en el espejo ni sales en las fotos. Susto.
Pero ni tanto con lo de los cachetes.
Más me da lo otro, que se vayan así de simple los días.

Lino llegó del Everest

 Lino en la cima del pico Kalapathar a 5600 metros de altura con el Everest en el medio

No hizo la cima, por supuesto, porque eso cuesta como 80 mil dólares por grupo intentar hacerlo entre gastos y permisos, pero hizo el trekking de 12 días hasta el campamento base del Everest en Nepal. El campamento base está a más de 5000 metros de altura.

Trajo una colección de fotos espectaculares de los distintos picos de los Himalayas que se ven durante el camino, los glaciares y demás paisajes.

Ya pondré la crónica de su travesía y las fotos en la sección de instantáneas.

En la foto, está en la cima del Kalapatthar que está a 5600 metros de altura y detrás en el medio está el Everest. Por efecto de la perspectiva se ve más bajo que el de la derecha.

Estoy feliz de que haya regresado. Ya me estaba encaramando en las paredes aquí solita en Dhaka.