
Acabo de salir del cine de ver Sex and the City. Lla verdad es que la serie me encantó y la película pues no está mal, lo que nunca entenderé es porqué dicen que Carrie Bradshaw -y la actriz Sarah Jessica Parker- el personaje protagonista es no sé qué del fashionismo. La mujer a veces parece disfrazada, a veces se ve espectacular, pero a veces combina cosas sin ton ni son y se ve ella toda como un carnaval. En fin, la cosa es que esa serie me gustó (la vi completa en quemaditos de Bangladesh en maratones consecutivos) porque me hacía recordar la época en que salía con mis amigas en Caracas en plan de chismeo y compras, sobre resuelves, novios y luego maridos hace ya mucho tiempo. Extraño eso.
Cuando uno se muda de sitio en sitio totalmente ajenos, se hacen vínculos, a veces muy fuertes con la gente que se conoce también de paso o que luego queda atrás cuando uno se va, pero no hay tiempo de cultivar una memoria de la amistad como se hace con las amigas del alma desde nuestra juventud que pasan a formar parte de una, hermanas, familia, que nos han visto crecer como personas, cometer los errores más estúpidos así como los aciertos más exitosos, y que aunque a veces no nos entiendan por completo, están allí incondicionales.
Hace unos buenos años atrás, un amigo de mi esposo que vive frente a casa de mamá, me preguntó qué cuántas hermanas éramos. Le dije que 4. Se mostró sorprendido, me dijo que pensaba que éramos como 8 o 10 porque siempre que se asomaba al balcón de su apartamento veía un mujerero entrando y saliendo por días. Y sí, somos 4 hermanas con buenas amigas cada una, que pasaban temporadas en casa. Que aún lo hacen porque somos 4 hermanas con una familia extendida de fabulosas amigas que han estado allí para cada una de nosotras que forman parte de nuestra casa, e incluso ya a estas alturas, y luego de tantos años, las amigas de mis hermanas me gusta pensarlas como amigas mías también, parte de todo un cariño expandido y proyectado por la amistad que se ha mantenido por años entre ellas contra viento y marea.
Salí del cine y al llegar al hotel, aquí en Gabarone, no pude evitar sentarme a escribir esto. Mis amigas siempre están en mi pensamiento. A veces imagino qué me dirían por tal o cual cosa que hice, y a veces las tengo demasiado presentes, tanto, que me preocupa que les haya podido pasar algo. Con unas he tenido más contacto que con otras durante todos estos años fuera, pero siempre siempre están en mi afecto. Y siempre siempre estarán. Aquí o allá.
