
Ancla en el Cabo Agulhas en Sudáfrica
Si el 44 era un número de transiciones, 45 es de definiciones. Es un número con carácter.
Entré a este año tomando las maletas para irme por tres meses a Indonesia de trabajo. De vuelta el 30 de marzo, en realidad sentía que empezaba el 2011 acá con este cumpleaños. Posiblemente agarre las maletas de nuevo un par de veces más antes de diciembre, y aunque ello indica cierta errancia, no disminuye el poder definitorio de esta edad que siento me viene diciendo «como que ya».
Y ya estoy ciertamente consolidando mi vocación, dándole forma concreta en papel, creando en mi vida base para desarrollar mi futuro de forma decidida y no tan fluida y blanda hacia cualquier corriente que me empuje.»
Tengo una tradición con este blog que es la de escribir un post a propósito de mi cumpleaños, y esos 3 breves párrafos anteriores los escribí como borrador y los dejé en suspenso cuando cumplí 45.
Se inicia marzo del 2012 y ya sólo quedan dos meses para mis 46. Y no sé si este año que corrió fue de definiciones, pero sí lo fue de mucha reflexión, soledad muchas veces no bienvenida en Yakarta, y de un renacer de voluntad de hacer cosas en este país nuestro tan descalabrado, para crearme una pequeña isla de bienestar de espíritu, aunque sea ilusoria, en medio de la debacle que vivimos.
Y ese «como que ya» sigue resonando, pero la realidad es que el pasado año hasta apenas 10 días atrás estuve sólo 5 meses en el país. Y se suma a los 10 años en que sentí que los afectos, la gente, la ciudad se habían quedado hibernando hasta mi regreso. No es una aspiración producto del narcisismo, es realmente una percepción que invade al ido, quien espera al retorno encontrar todo como lo dejó y los cambios entonces son sorpresa y choque. No sé a cuál desconocida -por mí- razón sicológica obedece ello, pero ejerce un efecto extraño que me hace querer permanecer en mi casa sin salir ni ver a casi nadie por lo general un par de semanas luego de arribar. Creo que sigo sin recuperarme del cambio en el espíritu de todo el mundo que pude apreciar cuando regresé definitivamente en el 2008. Y así, cuando me alejo y regreso de nuevo no hago sino seguir asombrada. Ayer le decía a mi amiga Cinzia, que vivimos en un pozo y no nos deja ver luz ni para arriba. La vida es algo más que la enfermedad de un presidente o sus boutades, y a pesar de la agresión que representa su presencia constante en medios y conversación, dejar que nos afecte y secuestre depende sólo de nosotros. Eso creo, pero si usted, quien lee esto no lo cree así pues está bien, está en todo su derecho. No lo voy a discutir, porque eso último no es de lo que trata este escrito a fin de cuentas.
Este escrito es sobre -esta vez sí- mi egocentrismo en constatar la diferencia entre lo que sentí hace 10 meses en referencia a esos 45 y los 46 que se aproximan. Y sigo sintiendo lo mismo. Como que ya. La diferencia es que no sé si ya. Ya no tengo certeza. Este es un año terminado en 2. El 72, 82, 92, 02 fueron años en que acontecimientos importantes marcaron mi vida, de los cuales algunos no fueron felices. Este es un año de incertidumbre. Ya veré si en dos meses mis desasosiegos continúan igual.
Entretanto sigo dándole soporte mínimo a este espacio, prometiéndome una vez más desempolvarlo, esta vez con algo más de intención dada la pequeña prisión que representa facebook. Prefiero esta libertad azarosa de no saber quiénes son amigos o asomados, pero que si llegan acá su atención se centrará en las palabras expuestas y nada más.
…viajes, transiciones,definiciones, incertidumbre…
Refugiada en mi guarida, esa donde habita el espíritu, ese espacio donde soy y
» Retomando tus palabras» me he puesto a pensar que a medida que sumo años la única certeza que tengo son mis dudas, que antes producían en mi un gran desasosiego, mas hoy he asumido que son las que guían mis pasos, me acompañan, me hacen viajar hacia la utopia, son ellas las que producen el movimiento…después de todo la vida es un viaje, un viaje fascinante…quien sabe si de retorno a lo vivido…al origen ?
aún me resisto a echar el ancla…
Me gustaMe gusta
Para mi el ancla es una tentación constante, quizás la confundo con la búsqueda de serenidad. Pero lo que dices me hace pensar que quizás deba asumir la duda como la raíz de mi modo de vida. Ya me lo han dicho, aunque más en referencia a mis viajes y las errancias que quizás esa es mi forma de vida y debo asumirla así. Para pensar. Entretanto un abrazo, María Antonieta.
Me gustaMe gusta
yo siempre estoy por aquí tocaya :)
Me gustaMe gusta
Y yo siempre te tengo presente :), voy a acompañarte más en tu blog. Besos
Me gustaMe gusta
Tocaya muchísimas gracias por este comentarios, tus palabras han sido magníficas y debo confesar que aunque no te conozco, tú eres una inspiración para mí :) Mil besos y un fuerte abrazo
Me gustaMe gusta
Kira, recibimos un regalo extraordinario cuando las palabras de otro nos hacen pensar y reflexionar acerca de nosotros.
Por cierto, la frase del día me encanta, que rico es un «beso robado»….
Otro abrazo, entretanto, para ti.
Me gustaMe gusta
Muchas gracias Maria Antonieta, besos y abrazos de vuelta.
Me gustaMe gusta