Mal D’Afrique

Vista del Kilimanjaro desde el avi�n

El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve de 5895 metros de altura, y dicen que es la más alta de África. Su nombre es, en masai, «Ngáje Ngái», «la Casa de Dios». Cerca de la cima se encuentra el esqueleto seco y helado de un leopardo, y nadie ha podido explicarse nunca qué estaba buscando el leopardo por aquellas alturas.

Con este epígrafe comienza el cuento Las nieves del Kilimanjaro de Ernest Hemingway.

En el cuento, el gigante del Africa aparece solo como el destino final del protagonista mientras experimenta el proceso de su muerte tras agonizar en medio de la sabana africana. No me cabe duda de que Hemingway fue víctima de lo que llaman Mal D’Afrique. Una vez que pisas Africa es difícil sacártela de la piel. Y la visión del Kilimanjaro desde la llanura del Amboseli o las alturas es definitivamente una experiencia singular que contribuye a ese mal. El volcán con su cumbre nevada en la distancia sirve de fondo a la escena de elefantes, cebras, gacelas y demás animales en su ambiente tan antiguo y nuevo a la vez. O desde el aire rodeada de nubes vemos aparecer la caldera nívea y solitaria y nos preguntamos si en realidad alguna vez alcanzó algún leopardo su cumbre para morir allí o si sólo es parte de un mito iniciado por el relato de Hemingway, popularizado en el imaginario de los años cincuenta por la película que protagonizaran Ava Gardner, Susan Hayward y Gregory Peck.

El Kilimanjaro es la Casa de Dios de los Masai, la tribu nómada más emblemática del continente. Raza guerrera de gente alta, hermosa y esbelta, de rasgos delicados. Sus hombres y mujeres envueltos en mantas rojas y profusamente adornados con prendas hechas de cuentas de colores van donde esté el pasto para su ganado. Es un pueblo sin historia oral ya que entre sus creencias figura que una vez la muerte nos visita ya no se debe existir ni siquiera en la memoria.

Una vez pasada la montaña luego de unos cuarenta minutos en el avión, ya se ha cruzado a Kenya desde Tanzania y se está cerca de Nairobi. Con suerte se pueden ver algunos animales como cebras y jirafas en las afueras de la ciudad desde la altura. Al recorrer Nairobi y sus alrededores, se entiende porqué los ingleses se enamoraron de esta tierra y aunque dejaron a la colonia emanciparse, los que llegaron se quedaron formando la porción blanca de la población.

Nairobi es una planicie alta sobre el nivel del mar y con una temperatura más bien templada. Nairobi insólitamente me recuerda a Bogotá. Una ciudad llena de cipreses, eucaliptos y pinos que al anochecer presenta temperaturas entre los 9 y 12 grados centígrados durante la época invernal y cuya máxima temperatura jamás pasa de 28 grados. El calor sofocante africano de las películas no sé de dónde lo sacaron porque incluso de safari en Kenya se puede pasar frío.

Una vez se sale de la ciudad a visitar los lagos salobres en Nakuru y Nevasha, es parada obligada apreciar la vista desde el camino en la cortada del Valle del Rift. Este se pierde en el horizonte alcanzando a Etiopía. Los geólogos dicen que el valle no es más que el producto de un mar que nunca terminó de ser. Hoy es una planicie semi desértica en la que se aprecian aquí y allá un par de volcanes dormidos y puntos rojos en movimiento que no son más que Masai en labor de pastoreo.

Es en el Valle del Rift donde se han encontrado los restos humanos más antiguos del mundo. Es este valle el que sale en las películas, el que ha hecho legendaria al Africa, cautivado a exploradores y viajeros; es este valle el responsable, junto con el Kilimanjaro y otras geografías y visiones africanas, de innumerables crónicas y relatos de escritores como Karen Blixen, V. S. Naipaul, Paul Theroux y Michael Crichton, entre otros que han inmortalizado a su manera este continente habiendo sido víctimas sin duda de lo que los franceses llaman Mal D´Afrique.

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Publicado en Planeta GAE. Buenos Aires, Argentina. 2004. Gran Aldea Editores.

Otros premios

Tenía guardado este post para escribir sobre el Premio Octavio Paz a Eugenio Montejo, pero leí este comentario de mamón digital* en referencia al mismo que me pareció pertinente así que no lo voy a hacer. Sin embargo, agregaré que siempre es una buena noticia leer de los reconocimientos y logros que nuestros deportistas, escritores y artistas plásticos reciben dentro y fuera de Venezuela. Me alegró en especial el de Carlos Cruz Diez y su título de Comendador de la Orden de las Artes y las Letras de Francia.

Los deportistas y artistas venezolanos parecieran pertenecer a la dimensión desconocida de nuestro país. Son ejemplo de voluntades constructivas, creadoras y positivas. Voluntades que no sólo están construyendo un legado para el país sino que se constituyen en sí mismas en ejemplos de lo que es posible lograr individualmente e impactar de forma positiva, con la obra o la hazaña a un colectivo desesperanzado y perdido en la maraña de sociedad en la que vivimos.

Siempre le paramos m’as a las malas noticias de la política nostra, las cuales no tienden a ser constructivas y nos dejamos abrumar con ellas en vez de exaltarnos con las buenas que recibimos.

He aquí un poema de Montejo que nos habla de leer ese mundo que esta allí en toda su belleza contradictoria y que a veces se nos escapa en su interpretación y traducción.

El mundo está afuera para contemplarlo y vivirlo con sensualidad.
Y nos lo perdemos por empeñarnos en seguir los senderos de lo negativo, la autocompasión y detenernos en la superficie traicionera de la rutina.

~/~
Alfabeto del Mundo – Eugenio Montejo

En vano me demoro deletreando
el alfabeto del mundo.
Leo en las piedras un oscuro sollozo,
ecos ahogados en torres y edificios,
indago la tierra por el tacto
llena de ríos, paisajes y colores,
pero al copiarlos siempre me equivoco.
Necesito escribir ciñéndome a una raya
sobre el hilo del horizonte.
Dibujar el milagro de esos días
que flotan envueltos en la luz
y se desprenden en cantos de pájaros.
Cuando en la calle los hombres que deambulan
de su rencor a su fatiga, cavilando,
se me revelan más que nunca inocentes.
Cuando el tahúr, el pícaro, la adúltera,
los mártires del oro o del amor
son sólo signos que no he leído bien,
que aún no logro anotar en mi cuaderno.
Cuánto quisiera, al menos un instante
que esta plana febril de poesía
grabe en su transparencia cada letra:
la o del ladrón, la t del santo
el gótico diptongo del cuerpo y su deseo,
con la misma escritura del mar en las arenas,
la misma cósmica piedad
que la vida despliega ante mis ojos.

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*Desgraciadamente ya el vínculo no existe, ni siquiera lo pude localizar en web archive.

Peor es Nada y Mejor es Algo

Felicitaciones p�blicas y notorias a Miguel por haber ganado lomejorde.com en la categor�a blogs!!! Su blog es http://peoresnada.blogspot.com
Conocemos a Miguel desde hace a�os.
Trabaj� con Lino en Cablevisi�n y a partir de all� constu�mos una amistad que ha aguantado cambios de trabajos, gobiernos y situaciones geogr�ficas.
Compartimos luego proyectos de edici�n cuando ten�a su oficina de dise�o y producci�n gr�fica y luego las angustias de mudarnos fuera de los l�mites del pa�s.
Y como la vocaci�n comunicadora no la pudo aguantar puso su blog.
Bueno Miguel ah� tienes, mejor es algo.

Igual quiero felicitar a los dem�s porque como dec�a en los comentarios de veneblogs, para como est�n las cosas en el mundo tener esp�ritu para acometer proyectos es ya suficiente premio de la vida. Aunque suene cursi es as�. Y aunque esta vez no le lleg� a veneblogs, le llegar� en el futuro, lo importante es seguir y que la comunidad de blogueros aumente!!!
Salud!

Cuando muera quiero ser un diamante

Hace años decidí que cuando muera quiero que me cremen, por razones prácticas y hasta cierto punto existenciales.

Las prácticas obedecen a que me parece absurdo gastar dinero en tener tumbas y someter a los deudos de uno a que las mantengan. Deudos quienes nos recordarán con cariño hasta el nivel de nietos. Después de eso formaremos parte de la memoria familiar, y sólo si llegamos a merecerlo, es decir, si de alguna manera creamos una mitología de nosotros mismos que valga la pena recordar en el futuro. Hagan la prueba y traten de traer a la memoria algún cuento de sus bisabuelos o tatarabuelos a ver cuántos pueden recabar. Ni se hable de tíos abuelos o primos abuelos, etc. Además traten de recordar dónde se encuentran enterrados y con cuanta frecuencia los visitan. Si tienen éxito en obtener recuerdos e información, los felicito. Sin embargo, me atrevo a afirmar que la mayoría no tendrá éxito en esa prueba, fundamentalmente por lo diverso de nuestros orígenes y la extensión de nuestras familias.

Me salí del punto de señalar la impracticidad de una tumba lo cual, en suma, se refiere a dinero, obligación y duración en el tiempo en el recuerdo de nuestras familias y amigos.

Las razones existenciales.
Para mí el cuerpo es una cascarita. Cuando he visitado la tumba de mis familiares nunca he sentido que los he visitado a ellos. Me siento absurda enfrente de una cruz de piedra o una placa en la grama tratando de orar o hablar con ellos cuando la conexión siempre la tengo donde esté … a excepción justamente de sus tumbas. Por supuesto esto es una experiencia muy personal que tiene que ver con mis propias creencias.

Para mí la cascarita debería integrarse de nuevo a la tierra siguiendo el ciclo que la naturaleza dicta, en vez de estar aislada en una caja que se lo impide.

La vanidad también juega un rol en mi adversión a los ataúdes y ser enterrada: la idea de que me pongan algodón en los orificios y me inyecten formol para verme bien en el funeral ¡sencillamente, me crispa! Por lo que aparte de que me cremen lo más rápido posible, no deseo que me muestren tampoco. Más si estoy vieja y chuchumeca.

Pero luego de haber decidido esto hace tiempo, siempre he visitado las opciones de qué hacer con las cenizas y no me he decidido… Echarlas al mar, de repente en Mochima o Los Roques; o en el río Cinaruco donde he pasado tantos buenos ratos, o en el llano o en la cima del Santo Ángel o sembrarlas en la tierra con semillas y parir un árbol, o si sigo en el extranjero que las echen en la costa de Zanzíbar, uno de mis sitios favoritos en el mundo, pero este último puede ser un costoso capricho post-mortem dependiendo de donde me muera.

Ayer me vino todo esto a la mente de nuevo cuando leí en un artículo hace años la explicación de que con ocho onzas de nuestras cenizas y el carbono contenido en ellas se pueden crear diamantes sintéticos. Y esto me pareció genial. Una vez muerta y estropeada ser condensada en algo bello y casi eterno como lo es un diamante. Algo que se puede lucir y en caso de emergencia vender. Así que hasta en la posteridad se pudiera ser útil. Y en vez de ser un gasto, uno se convierte en una inversión. Pudiera parecer insensible o hasta macabro, pero si lo piensan bien es práctico.

Se imaginan por ejemplo si enviudan cargar al marido en el cuello guindando (así te quería ver, pajarito) en tremenda piedra de 1/2 o 1 carat montada en un pendiente de oro o platino. O en el caso viceversa, nosotras en un hermoso alfiler de corbata o anillo para nuestros maridos o hijos. Posiblemente a los precios de hoy cueste casi lo mismo hacer esto que tener una tumba con la ventaja de que se puede lucir y, como ya dije, en caso de emergencia,vender. No hay que hacer mantenimiento ni ir a ninguna parte porque estamos siempre allí brillando en un joyero o en alguno de nuestros seres queridos y eventualmente en descendientes que no conocimos.

Todavía no estoy cien por ciento segura pero creo que cuando me muera quiero ser un diamante. ¿Pero qué hacer con el resto de mis cenizas si solo usamos ocho onzas (pensando en el diamante más chico)? Otra idea que me gusta: mezclar las cenizas con concreto en un bloque y echarlo al mar para promover la formación de corales y micro-ecosistemas marinos. Así evitaría las dos cosas que más me aterran de la muerte, el olvido y no volver a la naturaleza. Porque cómo olvidarse que el diamante ese, es abuelita y que en alguna parte en Morrocoy hay un pequeño arrecife gracias a ella. Eso me da nota. Claro que si me muriera todavía joven, no quisiera estar en el anillo de la futura nueva esposa de mi viudo, o que ella por «accidente» me perdiera o líbreme Dios terminar en el bolsillo de un choro luego de un secuestro express. Pero esas son contingencias que quizás se puedan solventar con un testamento.

Para los que encuentren esto serio y les interese, o les parezca broma y les divierte aquí esté el enlace de la compañía de los diamantes en Estados Unidos con toda la información y acá otra en España. También he leído sobre cenizas en el espacio lanzadas en cohetes o dispersadas con fuegos artificiales en el aire, pero esos métodos para disponer de las cenizas no me cautivaron tanto.

Aunque no me molestaría que enterraran mis cenizas en la Luna… Mmmm.